lunes, 8 de abril de 2013

El beso de la lamprea


Fue un beso tóxico.

Te ofrecí, generosa, mi boca. Y tomaste mi sangre, mi médula: te alimentaste. 

Te adheriste a mí y me chupaste la sangre, mis líquidos vitales, mis humores más íntimos e incondicionales.  

Tardé en percatarme y para entonces era tarde: eras mi rémora, ventosa que filtraba mis sentimientos, que condicionaba el talante con el que me levantaba en las mañanas grises y me acostaba en las pétreas noches; tus dientes hincados en mi cuello tomaban lo mejor de mí y me dejaban sin fuerzas, desfallecida y anémica; ineficaz menesterosa pedigüeña de gestos, de caricias inermes y de besos espléndidos. 

Fue un beso tóxico el que nos unió. Como el de la lamprea.


 
El beso de la lamprea









El beso de la lamprea

6 comentarios:

  1. uuufff...de esos hay muchos!!

    te chupan hasta el alma!

    Portate bien por Dios!

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    1. ¿Tan mala alumna me consideras que me tienes que repetir siempre lo mismo?

      Los hay, los hay.

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  2. Qué dolor de entrada.

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    1. ¡Qué ambiguo te ha quedado el comentario!!
      Pensaré bien.
      Saludos!!!

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  3. ¿Y por qué me suena a mí tan familiar la cara de ese bicho?

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    1. ¡Qué culpa tiene el bicho de suscitar parecidos jeje!

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