Mi novia es una
sargento. Ya está. Ya lo he dicho.
Ella me dice Ven acá. Y allá voy. Recógeme a las ocho. Y no falto. Ponte mejor la camisa verde. Y lo hago.
Supongo que para muchos
soy un calzonazos ¿Y qué? Soy un calzonazos y soy feliz. Porque ya pueden llamarme
calchones o lo que sea, que la cuestión es que soy feliz. A mi novia
le gusta mandar y a mí no me parece mal. Mis amigos la califican de sargento,
pero es a mí a quien le chupa la polla hasta la extenuación; es a mí a quien se
ofrece gustosa sin una queja o excusa; es a mí a quien arrebata. Y es a mí a
quien elige para su vida. Algunos de los que cuchichean a mis espaldas no
pueden decir lo mismo de sus sumisas novias, que dicen a todo “como tú digas,
cari; lo que prefieras, cielo”. Y después los ponen a parir entre ellas. Y
acaban haciendo lo que les sale de los ovarios. Mi novia, la sargento, no. Ella
va de frente. Prefiero esto o lo otro. Y para mí está claro. No me como el
tarro intentando averiguar si en realidad es
aquello o lo de más allá. Con
ella no hay que ser adivino ni adelantarse a sus supuestos deseos. Con ella
todo es diáfano y sencillo. Ven, me dice. Y no más tarde ni te has adelantado.
Ni ahora ya no me apetece porque no has llegado cuando supuestamente deberías
haber adivinado.
Quiero
visitar a mis padres. Me gustaría que me acompañases.
Lo que desea está claro. Nada de morros porque no me he adelantado a sus
pensamientos. Puede parecer que obedezco. Pero no es cierto. Me pliego a sus
deseos porque casi siempre son razonables: las sargentos tienen las ideas muy
claras. Hasta cuando se equivocan.
Mis amigos creen que
soy un perrito faldero. Nada más falso. Cuando no quiero hacer algo, no lo
hago. Y mi chica no se enfurruña, no monta escenitas, no se hace la digna
ofendida, no me niega el sexo. Ella se larga a lo suyo. Y vía. Porque sabe que
en otras ocasiones sí aceptaré. No me precisa para todo. Pero le gusta
tenerme presente, es cierto. Por eso pide. Pide.
Los que me llaman calzonazos confunden pedir con exigir. Quizás porque ellos
tienen novias inseguras que oscilan entre la pataleta y el desdén. Ellas
tienen que disimular que piden y por eso parecen volubles y caprichosas. Y ellos,
al mostrarse distantes y altivos, variables y fluctuantes para no parecer débiles, sólo
provocan más inseguridad y tensiones. Mi sargento me lo hace todo más fácil.
Ya sé que como no salgo
tanto de noche con ellos murmuran que me ha atrapado, que me tiene con la pata
quebrada, que soy un eunuco. Hace quince años que los conozco, por Dios, ¡si
tengo que salir otra noche más marcando tías a las que no entran, me zumbo a
alguno! Porque mis amigos largan y largan, pero no tienen arrestos para
lanzarse. Y cuando al final alguno lo hace, después se agobia con continuar o
no la historia. ¿Pues no están a gusto? ¿A qué marear la perdiz? ¿Y si no lo
están, por qué darle tantas vueltas?
Así que yo, a mi bola.
Mi novia me pone. Con ella no dudo. Será una sargento, pero es mi sargento. Y soy feliz.
Uol Free
Uol Free
¡Cuántas parejas no se habrían salvado con una sargento, y con un tío que entendira esa postura -o más bien manera de ser- tan bien como tú la explicas!
ResponderEliminarA mí me llamaron sargento, pero en tono despectivo, todo cargado de connotaciones negativas...así le va!
Un sargento es alguien sin doblez, a quién no hay que adivinar que lo que quiere es lo contrario de lo que dice? ¿Que sólo pide y no exige? ¿Que no se molesta si vas con tus amigos?
ResponderEliminarEso no es un sargento
Estoy con Vlixes. Te ha salido un personaje de ficción un poco plano. Hay mujeres -y personas en general- más retorcidas y menos retorcidas. Yo prefiero el trato con las menos retorcidas, aunque irá según gustos.
ResponderEliminarPor lo demás, parece que Franklin Delano Roosevelt dijo del dictador Somoza: "Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Eso, que hay cabrones que son de la familia. Y cabronas. Y se los acaba queriendo.
Belkis, siempre lo usan en tono despectivo, y siempre lo llaman los inseguros. También mujeres dicen eso de otras porque a ellas no les dejan meter baza en nada. También se sienten inseguras.
ResponderEliminarVlixes, por desgracia, a una mujer resolutiva los hombres la tildan de sargento y a una mujer cómo la he descrito la llaman mandona y sargento.
ResponderEliminarUn amigo mío siempre hablaba mal de un amigo suyo y lo llamaba calzonazos y a ella sargento. Yo no percibía nada de abuso por parte de ella y se lo dije muchas veces. Acabó admitiendo que lo que le fastidiaba era que el susodicho fuera feliz, porque él jamás podría relacionarse en igualdad.
Alonso, ya hemos entendido todos que te ponen las cabronas manipuladoras, no te tortures, pa' tó tiene que haber...
ResponderEliminarYo nunca querría un cabrón, por muy mío que fuera.
¡Si mi sargento! El resto que busquen sexo donde no lo van a tener.
ResponderEliminarBesos.
En fila de a uno, y vista al frente, ARRRR
ResponderEliminarJa ja ja
Di que sí; Javi.
Bss
Jajjajajaja,
ResponderEliminarComo dicen algunos compañeros por ahí arriba, a mí tambien me parece un personaje de ficción.
Solo conozco una persona que se veía a si misma como en tu descripción, el resto de gente que la conocía teniamos una percepción muy diferente. Supongo que eramos todos toditos unos inseguros.
Torpe, la realidad siempre supera a la ficción. Y además, ¡mira quién fue a hablar!
ResponderEliminarYo creo que cada pareja y cada persona es un mundo.
ResponderEliminarUno elige la forma de ser feliz que se le antoja.
Por aquí hay un dicho que reza:
"los de afuera son de palo".
Besos.
¡Qué razón tienes, TRex! Pero por aquí se empeñan en decirte cómo debes ser feliz y el perfil que tienes que tener aggggg
ResponderEliminarPD: Nunca había oído ese dicho.
Gracias!
Que sabio comentario UOL, hay que ver la cantidad de gente que se empeña en ensalzar ciertos perfiles y desacreditar otros.
ResponderEliminar;)
Torpe, viniendo de ti necesitaría escuchar el tono en que lo dices ja ja.
EliminarPero seré crédula: he amanecido marchosa y acabo de darle gusto al cuerpo.
Besos pos...
Jajajaja ¡afortunada!
ResponderEliminarConfío en tener la misma suerte en unas horas...
Pues mucha suerte (lo digo de corazón). Y si no, haz como yo. No tiene gustito quien no quiere.
EliminarBss relajados
Las sargentos y los calchones que vivan en feliz simbiosis, igual que los pagafantas y la mastercard.
ResponderEliminarAl final esto es muy corto y se trata de montárnoslo lo mejor posible mientras pasa.
Nos leemos Uol!
Tu desprecio es palpable, Macarronazo, sólo hay que ver el ejemplo que pones, que no es para nada equiparable. Pero de ti ya lo esperaba.
ResponderEliminarNos leemos!
Me alegro por ti. Tío, te veo muy feliz. De verdad. Me alegro, tío. Me alegro. No sabes cuánto me alegro, de verdad, tío. De verdad, que me alegro... E invita a una cerveceita, que llevas una hora hablando de tu piba!!!
ResponderEliminar¿Has bebido, Sue Ellen?
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