jueves, 21 de agosto de 2014

Calma





Calma, calma, agua cristalina, pájaros piadores. El agua en mis pies. Arena fina, blanca. La serenidad tiene que llegar en algún momento, alguna vez. Y no provocar este miedo atroz; la serenidad como calma, agua entre los dedos de los pies, agua deslizándose por el rostro. ¿Por qué huyo de la calma? ¿Por qué la calma ha sido muerte y decrepitud?  La calma con su manto cubriendo mis ojos cansados, la calma inesperada, la calma que he rechazado una y otra vez, huyendo, huyendo siempre y, sin embargo, inmersa en ella. ¿Quién puede comprender tal contradicción? Inmersa en la calma como en un útero, calma que no percibía, atenta sólo al latido del corazón, a los tambores en mis sienes, retumbando sin cesar, la vida corriendo por las venas, palpitando en los pulsos, en las sienes, en las ingles. Calma, calma. Calma huidiza, calma que no he entendido ni comprendido y que, no obstante, siempre ha estado dentro de mí, como cuerpo extraño que hay que rodear, encapsular para que no haga daño, cuerpo extraño que hay que expulsar.

La calma, la calma del mar lamerá las heridas, sosegará el alma, la calma después de la tormenta, una vida de tormenta en tormenta, faro esquivo azotado por los vientos, la calma que sé que un día llegará.

¿Pero puede un faro dejar de desear ser azotado por los vientos? ¿Puede un faro dejar de soñar con olas besando sus cimientos?¿Puede evitar guiar a los extraviados? ¿Puede un faro dejar de otear en lontananza, dejar de ser quien es, de gritar avante, avante? ¿Puede?


Uol 
Música: Calma, de Ocean Blue

8 comentarios:

  1. Sí, la calma está, siempre ha estado, dentro de nosotros.
    Nos acompaña o abandona, a su? Antojo.
    O . . . Somos nosotros quienes la dejamos de lado a ella?
    Y por ultimo: No, no puede el faro sustraerse a tempestades y olas. Si lo hiciera, adentrándose en tierra, dejaría de ser faro.
    Besos

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    1. Es la eterna cuestión.
      A algunas personas no les llega nunca. Pero no pierdo la esperanza.
      Bicos

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    1. ¡Sorte que as persoas podemos ser moitas cousas neste teatriño que é o mundo!
      Bicos!

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  3. Justamente hoy, en los comentarios de otro blog, un neurofisiólogo me ha diagnosticado déficit de atención, algo que yo mismo sospechaba desde hace tiempo, y me ha recomendado que practique meditación concentrativa, un rato cada día.

    He encontrado algo de información y he probado ese tipo de meditación. Mantener los ojos cerrados y estar quieto no me resulta difícil, pero mantener la atención continuamente centrada en cómo respiro, sin pensar nada, y sin prestar atención a los ruidos de la calle ni a otras partes de mi cuerpo, me resultaba imposible por más de un minuto.

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    1. Lo habrás pasado regular en el colegio. Yo, en cambio, tengo una alta capacidad de concentración cuando leo. Me abstraigo de tal modo, me enfrasco tanto que incluso no escucho ni capto lo que sucede a mi alrededor. De niña mi madre me tenía que tocar para que acudiese a cenar cuando estaba leyendo porque no la oía cunado me llamaba. Hoy en día hay demasiados estímulos visuales y sonoros que alteran la capacidad de concentración. Sin embargo, creo que sería incapaz de practicar yoga, en el gimnasio necesito movimiento, sudor y aceleración. Ya ves que podemos concentrarnos en unas cosas y en otras no.

      Un amigo me aconsejó, para mis esporádicos episodios de ansiedad inmotivada, que hiciese cálculo mental cuando surgiese la ansiedad. ¡No me gustan los números! Escéptica, lo puse en práctica un día en el que el corazón empezó a acelerarse, la adrenalina a circular, la sensación de miedo a nacer en mí sin saber por qué. Cerré los ojos y me puse a hacer sumas, restas, divisiones, 25+7x11-5/23+128, números sencillos, pues mi cerebro se atascaba; empezó a colapsarse porque soy muy mala en cálculo matemático, y fue como si se librara una batalla. El general, al ver que perdía la guerra, empezó a mover a las tropas que estaban acelerando mi corazón, a las que segregaban adrenalina, a los que mandaban imágenes de pánico, a todos los movilizó para resolver las operaciones matemáticas, como en aquella película de los 80 "Juegos de guerra" (el ordenador se colapsa por querer resolver y ganar todos los juegos de guerra), y se bloqueó. La ansiedad se desvaneció porque mi cerebro estaba muy ocupado haciendo cuentas en mi cabeza. En 15 minutos estaba bien. Desde entonces no he vuelto a tener episodios de ansiedad (año y medio) y si siento un pequeño conato vuelvo a haerlo y el cerebro reconce la acción (porque ha aprendido a reconocer el sistema) y me dice ¡no me jodas! y en menos de 5 minutos estoy bien, así que practica, al cerebro se le enseña también.
      Bicos

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    2. De joven lo pasé bastante mal. No era capaz de estudiar, y me costaba seguir las conversaciones. En clase no daba la lata, pero tampoco atendía mucho. Llegué hasta segundo de BUP sin repetir curso, pero de ahí ya no pasé.

      Creo que sólo soy feliz cuando juego a fútbol sala, o si viajo, o si imagino algún viaje, o si practico algún otro deporte, y a veces escribiendo sobre mí mismo, cosas que nunca publicaría. Los mejores días fueron los que pasé haciendo el Camino de Santiago. En cambio, no soy capaz de disfrutar completamente de sentadas charlando con gente. No se me da bien hablar. En el último festival de música, en la acampada, un conocido me decía: "Siempre estás comiendo o bebiendo". Y es lo que me sucede al estar con grupos de personas. Me aburro y me pongo a comer y beber sin parar, sin dejar de imaginar las jugadas que voy a entrenar cuando vuelva a una pista de futbito.

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    3. Hay quien habla y hay quien escucha. Y a veces hablamos demasiado y escuchamos poco. No puedo decirte más que ánimo y que potencies las cosas que te hacen feliz.
      ¡Un beso!

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