Simply Red |
Detenida en un
semáforo, vi por el retrovisor que el conductor de atrás me miraba con la boca
abierta.
Lo que él no sabía es
que en el habitáculo en el que viajo encerrada sonaba mi rojo favorito, y mis
saltos sobre el asiento con los brazos al aire tenían cabal justificación.
Uol
La singularidad es siempre sospechosa en esta sociedad que se y nos pretende monocolor.
ResponderEliminarPensar y actuar sin miedo al qué dirán es peligroso a ojos del gran hermano
Un abrazo
¡Ojalá fuese yo tan libre!
EliminarAbrazos