—después de una noche
en la que he
resultado ser
encantadora:
de esas
mujeres que beben
y se ponen
graciosas
contando
anécdotas
de bares y
ácidos y viajes
y camas y
cabrones
con el pelo
despeinado
para mejor
y el carmín
corrido
como si
viniera
de morrearme
en el baño
con el tío
más guapo
del garito—
si un día
después de
una de estas noches
en las que
ejerzo
de
encantadora de serpientes
al
despedirme
me oyes
decir
que sólo soy
un fraude
compadéceme:
los adictos
a los aplausos
también
necesitamos testigos
cuando nos quitamos
el maquillaje
Ana Pérez Cañamares: Alfabeto de cicatrices.
VIVIR PARA EL APLAUSO...
cuando nos quitamos
el maquillaje
Ana Pérez Cañamares: Alfabeto de cicatrices.
Vivimos para el aplauso,
incluso los que dicen huir de todo reconocimiento. Incluso los que ejercen la
misantropía, incluso los huraños, eremitas, anacoretas de las redes, los tumbaos,
los que se apartan. Todos, todos ellos también viven para el aplauso. Porque el
aplauso puede ser ―y en muchos casos, lo
es― mental e íntimo. El aplauso que te dice, claro que sí, eres especial, eres
único, eres de lo mejorcito. Si los demás no te comprenden es que no saben, qué
saben ellos, son ignorantes de tu esencia, de tu ser, de lo que te bulle por
dentro. ¡Qué saben ellos de tus emociones, de tu motor, de tus sentimientos, de
tus motivaciones!
Buscamos incesantemente
el aplauso, aunque sea el aplauso interno, el que tu cerebro ―o tu corazón, o
cualquier otra víscera― necesita. El aplauso que nos justifica, que disculpa
nuestros errores; el aplauso que distrae nuestra conciencia, que hincha nuestro
orgullo, que borra los contornos de las faltas, los tropiezos, nuestras
infracciones.
Aplausos, vanidad.
He conocido a personas
llenas de vanidad, que ni disimulaban ni lo pretendían; orgullosos de llevar su
nombre por bandera, aunque ésta estuviera llena de mierda. Vanidad.
He conocido a personas
que esconden sus éxitos como si fuesen manchas, cagarrutas en su hoja de
servicios. ¿Por qué? ¿No es eso también una forma de vanidad?
He conocido a personas
que hacen de su generosidad y humildad la mayor de las vanidades.
Todos, todos estamos
llenos de vanidad, buscando el aplauso, ya sea rastreramente, de forma abyecta;
o huyendo de ella y cayendo directamente en el engreimiento, envanecidos y
soberbios.
Aplauso. ¿Por qué lo
necesitamos? Ya sea de nuestros congéneres, ya sea de la historia, ya sea de la
parte más oscura de nuestro cerebro. Aplauso, negándolo estamos certificando,
apuntalando su existencia. Aplauso, necesidad de reconocimiento, de
diferenciarnos, de despegarnos de la masa, de individualizarnos, de destacar. ¿Nos
hace esto distintos de los animales? ¿Hemos sublimado el instinto de supervivencia
a través de la vanidad? ¿Lo que era un rasgo necesario para ser el elegido y
perpetuarse ha derivado hacia el ansia de ser admirado? Aplauso. Vivimos para
el aplauso.
Hasta cuando nos
decimos corrientes, estamos plenos de vanidad.
Uol
Música: Vídeo subtitulado al español de Applause by Lady Gaga.
Vanitas vanitatis, latinismo: Su significado es Vanidad de vanidades. Proviene del libro bíblico Eclesiastés y viene a significar que el hombre se mueve sólo por vanidad, por querer superar a Dios, olvidando que es un ser mortal y finito.
Plas, plas, plas, plas, plas, plas.
ResponderEliminarAhí va mi aplauso.
¿Alimentando mi vanidad, Ananda?
Eliminar;-)
E vai ser esa vanidade a que nos move para acadar cumios que doutro xeito nunca se beberían.
ResponderEliminarEu tamén aplaudo a túa reflexión
¿Só a vaidade nos leva a ser mellores, a esforzarnos, a superarnos?
EliminarQuizais por amor propio, que é outro tipo de vaidade.
Pero, eu, como no fondo, alá no fondo, son unha idealista escéptica, quero crer que hai cousas que se fan polos demais, aínda que non sexan as que reportan gloria... e difamacións.
Bicos vaidosos!!
Muy bueno lo tuyo...
ResponderEliminarMe siento identificada... jajaja
Buenas noches.
Gracias, Marián, por pasarte por aquí y comentar. Me pasaré por tu casa.
EliminarNo sé a qué te refieres con "lo tuyo". ¿A la reflexión en general, a algún aspecto? ¿A que desbarro? jajaja. ¿Por qué no me lo concretas?
Buen domingo, por aquí muy soleado.
Muy bueno, ya me gustaría saber expresarme así.
ResponderEliminarEn cuanto a la pregunta: "¿Nos distingue esto de los animales?", yo creo que no. Ellos también, a su manera, buscan el aplauso. De un modo menos complicado, porque su vida es menos complicada que la nuestra. Más difícil y pesada y dura, pero menos complicada.
Eres muy amable, Cristian, gracias.
EliminarPero no comparto contigo la opinión de que los animales buscan el aplauso. Ellos buscan satisfacción a sus instintos. La vanidad es un "defecto" humano y los animales no lo son. Son animales, seres no racionales. Aunque ya sé que hay personas que prefieren su compañía a la de sus congéneres, pero una cosa no quita la otra. (Y también, por desgracios, muchos humanos que se comportan como irracionales).
Yo, por supuesto, prefiero a los humanos, vanidosos o no.
¡Saludos y gracias por comentar!
Me refería a, por ejemplo, cuando el macho exhibe su musculatura o su plumaje tratando de gustar a una hembra.
EliminarNosotros complicamos mucho más esa búsqueda del aplauso, pero el fin último de toda vanidad es gustar más que los otros, y gracias a ello tener acceso a mejores relaciones sexuales y sociales. Como en cualquier otra especie animal. Te sacas una carrera, aprendes a pintar o a tocar un instrumento, con la ilusión de que te admiren, ya sea por tu arte o por tu poderío económico, y de que esa admiración te sirva para tener posibilidades de conseguir la pareja o las parejas que más te gusten, la vivienda mejor preparada, la libertad más real. Satisfacción de los instintos gracias al aplauso. Es competitividad con fines sexuales o de confort y seguridad. A una escala mucho menos primitiva. Una modalidad más rebuscada de actuar en pos de lo mismo.
Los diversos contextos (ideológicos, familiares, políticos, sociales, de amistades, culturales, etc... ) en que se desarrolla la vida de una persona, conforman un laberinto. Se te ofrecen miles de sistemas filosóficos y métodos deductivos o dogmáticos, sobre los cuales edificar tu personalidad. Entre todo ésto, podemos pensar que somos menos animales, que la "racionalidad" nos aleja de nuestros instintos. Pero tan solo nos obliga a buscar su satisfacción a través de caminos más largos y enrevesados.
EliminarSi entiendo "búsqueda del aplauso" como "búsqueda de aceptación" no deja de ser lo mismo que hace cualquier animal cuando desea obtener algo de sus congéneres, y sabe que algo debe darles a cambio.
¿Gustar más que los otros? Para mí es gustar, sin más. La vanidad es querer gustar.
EliminarMe temo que huyo de la competitividad consciente más que de una tormenta en pleno bosque. Pero es que yo no soy nada pero que nada biologista.
Aún así, comprendo perfectamente lo que quieres decir.
Y sí, me gustan los caminos más largos y enrevesados si eso me aleja de los animales jajajaja.
Un abrazo!!
El ansia de fama, la erótica del poder, el afán de conquista... todo por la vanidad, por ese hambre ciega de aplausos.
ResponderEliminarQué bien lo expones y resumes. Gracias
Besos
¡Y yo que sólo le veo erótica a poder, no al Poder!
EliminarTan amable como siempre, Vlixes.
Bicos.