jueves, 6 de febrero de 2014

¿Qué me pasa? (II)

 (Si quieres leer la primera parte de esta historia, clicka aquí)

A ver, siéntese en la camilla. ¿Qué le sucede?
Llevo semanas con una opresión en el pecho.
Ajá, indíqueme dónde.
Aquí.
A ver, ábrase la camisa, por favor.
Sus manos tiemblan otra vez, esta doctora Lou parece más cálida que la otra, pero no se fía. De nuevo le cuesta pasar los botones por los estrechos ojales, qué estrechos, parecen que los han reestrechado esa mañana de nuevo.
Ella espera, paciente, y discreta mira a otro lado. Cuando él termina, lo ausculta. Él tiembla al contacto del fonendoscopio. ¿Por qué siempre está frío este aparato? ¿Es que lo conservan en la nevera? ¿Se descompone si no?
Lo siento -dice ella, y la sonrisa acompaña la disculpa; calienta entre sus manos el metal.
Pumpumpumpumpumpum pum pum pum pum pum pum
¿Es usted hipertenso?
Él se revuelve en la camilla. (¿Es que todas iban a preguntarle lo mismo? No, joderrr, estoy nervioooooso)
No... sólo tenso.
Ella no dice nada. Pero oculta una media sonrisa.
¿Y siente algo más?
¿Más?¿Le parece poco? (¡No iban a torearlo otra vez, menudo era él, un arapahoe de primera!)
¿Algún otro síntoma?- ella no se amilana y le sostiene la mirada.
Bueno... -concede él porque la mujer lo mira con franca preocupación-. A veces me río solo. A veces siento que floto.
Ella  frunce ligeramente el ceño.
¿Y cuándo sucede eso?
Por las mañanas -vaciló-. A veces por las tardes. Y últimamente cuando me acuesto. La cama flota, me elevo. ¿Va a tomarme el pulso? 
Sí - dijo ella sorprendida-. ¿Cómo lo sabe?
Nada,  es que tengo la sensación de vivir un déjà vu.
¿Cómo?
Él no respondió y le ofreció el brazo, que semejaba pesarle una tonelada.
Le coloca el tensiómetro. Sus dedos están frescos. Tampoco esta doctora tiene manos calientes.
Fiiiiruuruurururu
Alta.
¡Qué novedad!
¿Ya lo sabía?
Desde anteayer. ¿Qué tengo?
No se preocupe, nada raro.
Eso dicen todas.
¿Cómo dice?
Nada, nada. ¿Es grave?
Para nada. Es bastante corriente. Si es usted ansioso, pues le receto unas pastillas, pero vamos, pienso que no le harán falta si sigue mis instrucciones.
¿No estoy enfermo, pues?
¡Desde luego!
¿Desde luego? -y no pudo evitar cierto tono de temor en su voz-. Pero, ¿qué tengo, doctora? ¿Cuál es mi dolencia? 
Amore subito pro prodigiosus mulier 
Él puso cara de honda preocupación. ¿No tengo una intriguitis aguda?
¡Por supuesto que no!
Entonces, ¿qué tengo,  doctora? -y él buscó su mirada, asustado por primera vez ese día-. ¿Qué es?
En cristiano: Enamoramiento repentino. Se cura de la siguiente manera: Annuntiate amorem mulieris osculum et sexus. 
No la entiendo, doctora. ¿Osculum?
Sobre todos muchos ósculos, muchos.
¿Posología?
La dosis mínima para comenzar son varios ósculos por la mañana, otros a media tarde, y muchos a la noche. Antes de irse a la cama puede, y debe, aplicar más ósculos. ¡Ya verá que bien duerme!!
¿Y ya no flotará la cama?
Flotará mejor que nunca si cumple la segunda parte del tratamiento.
¿Y cuál es? 
Fornicandi cum mulieribus. 
¿Fornican... qué?
Ella se impacientó por primera vez.
Sexo, practique sexo con esa mujer. Y ya verá como no tiene más taquicardias que las habituales en estos casos.
¿Pero así...?
Así, después de Annuntiate amorem. Dígaselo.
¿Que se lo diga?
Como lo oye.

Salió de la consulta, no sabía si alegre o confuso.
La sanidad pública estaba fatal. La receta que le hizo la doctora es recomendarle besos y folleteo.
Tendría que consultar su caso con otro doctor. Debía ser algo grave cuando le decían cosas tan distintas. Pero esta vez consultaría con un hombre. ¡A ver si esa vez su tensión era la normal, y no esta locura desaforada!

Uol
(Encontrarás la continuación de esta historia si pulsas en aquí. El epílogo está acá)
  (Esta trilogía fue escrita para J. F., con humor y amor)



2 comentarios:

  1. Me temo que este paciente no se va a curar nunca. Que no entendiera a la primera doctora ya era grave, pero con la segunda consulta....
    Ahora vas a ir a un doctor (hombre)? ¿Qué parte no has entendido, majete?

    Desde luego, sí a mí un(a) médico me receta "Fornicandi cum mulieribus", se agrava ipso-facto mi estado, y le pregunto entre estertores si podemos empezar con el tratamiento cuánto antes, y aplicar las primeras dosis de "ósculos-fornicio" allí mismo, sin salir de la consulta.
    De la doctora no nos proporcionas, pero vamos, con las dos enfermeras vistas, ¿quién no empeoraría para recibir inmediatamente un tratamiento de urgencia?
    Abrazos sanadores

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    Respuestas
    1. Jajajaja, ahora comprendo por qué algunas personas empeoran pisando ya urgencias jajaja.

      A lo mejor, Vlixes, es que este paciente no se quiere curar... En ocasiones, sólo en ocasiones, la dolencia, su presencia, provoca un enardecimiento, una exaltación superior en el ánimo mayor que las experimentadas con la curación.

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