El aprendiz del fuego
¿Dónde está aquella lumbre
que tenía la casa caldeada?
¿Eras tú, madre?
¿Eras tú la cocina, el comedor, la sala?
¿Era tan sólo tu alegría
lo que hacía habitable el mundo?
¿Dónde está aquella alfombra,
ese calor, esa limpieza?
¿No los tuve también en otra casa,
en aquella mujer que era un Paseo
de acacias florecidas?
De poco me sirvieron mis estudios
y los trabajos que emprendí.
Como Gogol repito: "tengo frío".
Pero aún no aprendí a conservar el fuego.
José Luis Parra: Inclinándome Editorial Pre-textos (2012)
Está claro que el calor lo es todo... en ciertos aspectos.
ResponderEliminarBesos.
El calor reconforta, nos da la vida.
EliminarAsociamos la protección y el bienestar con un recuerdo grato de tibio calor.
Bicos!
Ay.
ResponderEliminar😊
EliminarYa sabes que yo, me quejo del frío, del calor y todo lo que se mueva :)
ResponderEliminarY...?
EliminarTe quejas de no haber aprendido a conservar el fuego? O de conservarlo? O de que te importa tres pitos? 😘
A nuestra manera, creo que todos conservamos de alguna forma el fuego.
ResponderEliminarQuizá apabilado, pero algo de brasa siempre llevamos con nosotros.
Un abrazo
Feliz domingo
Quizá el poeta se refiera más bien a esa imposibilidad que tenemos en ocasiones de trasmitir calidez, apego, a no saber ser hogar. O a no saber valorar o conservar lo que en verdad nos hace sentir bien, como en casa. Cuando esa casa es verdadera paz. Lar. Hogar.
EliminarBicos