viernes, 18 de noviembre de 2016

La carne




He acabado de leer la novela La carne (Editorial Alfaguara, 2016), de la escritora Rosa Montero. 


Casi desde el principio se me ha puesto un nudo en la garganta. La protagonista tiene un nombre que hace honor a su situación emocional: Soledad. No voy a destripar aquí el argumento, que además te lleva de salto en salto de la emoción a la rabia o a la ternura. Miedo me daba leer el final de la novela, tuve que cerrar el libro unos minutos porque el corazón se me escapaba por la boca.  Pero me he identificado tanto con la protagonista con la que, sin embargo, no comparto edad, que me he puesto a reflexionar sobre mis decisiones emocionales, porque me veo dentro de un tiempo compartiendo con Soledad la idea de que nunca me han amado como yo quería ser amada.

A Soledad no le atraen los hombres de su edad, a los que ve en declive y decadencia. No es por mal, es que no le provocan ninguna lujuria. A veces pasa, uno queda anclado en el deseo primero, en el deseo hormonal, en el deseo de la pura belleza. Y cuando hablo de belleza  no quiero decir que sólo se desee a lo Hermoso con mayúscula, pero sí que tiene que existir una fuerte atracción. Y existen personas amarradas a la atracción de la juventud. Siempre se les ha pedido a las mujeres que transijan, que perdonen, que disculpen la falta de atractivo del varón. Señorones barrigones con jovencitas tersas, a nadie le preocupa que ella acaricie esos vientres abultados o pieles ajadas, caídas. Al revés, sin embargo, no sólo no se comprende sino que no se tolera. Una mujer mayor con un hombre joven, ¿cómo? ¿por qué? Pues pasa, claro que pasa. Soledad desea carne joven mientras la suya responda al estímulo. Soledad no quiere transigir, resignarse a no poder optar a la carne tersa, a la potencia plena, al deseo desenfrenado, sin dudas. Lo que empieza a inquietarle es que también aspira al amor. Bueno, quizás siempre huyó de lo que anhelaba, porque amar implica también sufrir. Amar comporta preocupaciones, disgustos, impotencia por no poder evitar el dolor al ser amado. Y la época de juventud y amor se está evaporando, se esfuma. Le gustaría poder desear y compartir vida con alguno de aquellos hombres tranquilos que la requiebran, pero no le dicen nada, no activan su deseo, la dejan fría.



Su necesidad de deseo va a la par de su necesidad de amar, de darlo todo, de volcar en otro la pasión y la ternura que sabe que tiene dentro. Pero no encuentra a su igual. Y por eso se vuelca en el deseo, que está más a su alcance. Hasta ahora. Porque se ha hecho mayor. Mayor, mayor. Y los jóvenes que ella desea ya no la miran como antes. ¿En qué momento cruzó la frontera? La protagonista de la novela ha rebasado una barrera terrible para una mujer, una edad ya tardía para comenzar nada. Pero podría suceder diez años antes, o quince. Cada persona tiene una barrera psicológica con la edad, una fecha que teme traspasar. Los hombres también, por supuesto, pero para ellos siempre ha sido más fácil. Y carne joven pueden disfrutar si al menos poseen don de gentes, o dinero, o poder. Porque sí, hay mujeres que se dejan seducir por esas cualidades si no surge el deseo. Y además cuentan con la medicina, que para ellos sí busca soluciones al declive sexual. Soledad no, ella no. Ella no necesita que le saquen las castañas del fuego, quizá sí que la cuiden, que la protejan, pero en el sentido más puro de los términos: cuidar, dar amor, mirar por uno, preocuparse, proteger deseando el bien, no el control.

La carne se muere, se muere mucho antes que el espíritu. Es terrible aceptar que tu cabeza se siente igual que antes, vital, llena de esperanzas, joven (o tú lo crees, así te sientes), y la carcasa no acompaña. La mayoría de las personas se adapta. Pero algunas personas no. Y a esas personas se les marca. No se les acepta.

Y el ridículo. ¡Qué espanto caer en el ridículo, el patetismo de querer aparentar esa juventud que se nos escapa! Soledad teme al ridículo, conoce las convenciones sociales; sabe del ridículo de muchos escritores malditos. Y de mujeres que se han destruido sucumbiendo  a la pasión. No voy a contar el final de la historia de Soledad.



Sólo sé que aquí estoy, preguntándome si no me han amado lo suficiente,  o si yo no he amado trasmitiendo seguridad, si veían en mí la deriva de la incertidumbre. Aquí estoy preguntándome si ésta será la última vez que tenga un cuerpo glorioso que acariciar, si será la última vez que tenga un hombre joven entre mis brazos, si ya no habrá nunca más. Sólo sé que mi carne pide su tributo y es en carnes que ya no puedo reclamar. Como Soledad, no me sé resignar, no puedo.  No quiero.

Me pregunto, amigos,  cuándo se pierde la esperanza, cuándo.

Uol

19 comentarios:

  1. Tú lo has dicho, la gente mayor puede estar con gente más joven "si al menos poseen don de gentes, o dinero, o poder". Ni tan siquiera don de gentes, añadiría. Y no importa si se es mujer u hombre. Ahí tienes a Shakira.

    Personalmente no me preocuparía por la belleza juvenil. A medida que pasa el tiempo aprecias más la madurez y la experiencia de una persona adulta, que una joven no te puede dar por muy bella que sea. También aprendes a que en esta vida la belleza es efímera y que lo que realmente importa es la persona. Te lo dice uno que tiene una pareja dos años mayor.

    Por último, la soledad es una decisión. Sé de gente que vive muy feliz sin la necesidad de tener alguien que camine al mismo paso. Viven intensamente y tienen una vida social envidiable. Todo tiene sus pros y sus contras. Lo que uno no puede hacer es mirar sólo la parte fea de cada circunstancias. Ahora bien, el drama ocurre cuando uno se obsesiona con tener compañía. La solución es sólo cuestión de buscar y dejarse encontrar. Y por supuesto, no perder nunca la esperanza. El que busca, tarde o temprano, encuentra. Saludos.

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    1. Gracias, Fran, por comentar. Tienes razón en que la belleza es muy efímera. Me refiero a esa fuerza de la carne joven, algo que se pierde. Siempre importa la persona, sea hermosa o no por fuera, eso está de más. La belleza no suple la falta de inteligencia o interés, la adorna, como muchas otras cosas, la bondad, la ternura, la complicidad o la empatía. En cuanto a la edad, no hablo de una diferencia de edad tan pequeña, hablo de al menos una década.
      Nada más esquivo que la obsesión por tener compañía, ahuyenta. No es mi caso. Hablo de otra cosa, de la melancolía por lo perdido, por eso que ya no volverá. Hay quien lo experimenta y hay quien no.
      Besos!

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  2. Al margen de todo cuanto dices (que en realidad no llego a comprender del todo) y sin saber por desgracia nada de tu cuerpo (pero lo suficiente sobre tu forma de escribir), déjame decirte que si algún día no tienes un cuerpo glorioso que acariciar, creo que siempre tendrás (y perdona que suene manido por el abuso de los poetuiteros de turno) un alma digna de ser besada.

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    1. Qué pena, Anónimo, no tener un nombre para dirigirme a ti!
      Debo explicarme mal si no se entiende lo que quiero transmitir, lo cual ya tampoco me sorprende. Intentaré sintetizarlo al máximo: sufro (como le sucede al personaje de la novela) al percatarme de que las opciones de consumar el deseo desaparecen al sumar años, pues el objeto de mi deseo es un envoltorio que ya no me corresponde por rango de edad.
      Y esa convicción, ese descubrimiento provoca en mí una gran tristeza y melancólica.
      Ya sé que habrá otras cosas. Ya sé que podré besar un alma (ya lo hago, claro), pero yo hablo de La Carne. El puro deseo físico.
      Mi alma se sacia con infinidad de cosas, la alimento a diario. Yo hablo del deseo, el DESEO.

      Mi cuerpo? Mi cuerpo es muy normalito. Nunca me ha impedido ligar (y mira que he ligado), pero tampoco ha provocado avalanchas ante mi puerta. Lo digo en el texto, la carcasa nos abandona pero la mente sigue anclada en el deseo tal como lo conoció.
      Crees conocerme por mis escritos? Entonces sabrás que está claro que nunca estaría con una persona por interés, ni siquiera físico. Y que de hecho abandoné a Mr. Hermoso porque su alma no estaba a la par de su cuerpo. Hoy, con lo que sé de la vida, lo haría? Unas veces pienso, bueno, las noticias ya las da Ana Blanco. Pero otras me digo, y a dónde iba a ir yo con él? Así que la respuesta es sí, volvería a tomar aquella decisión. Incluso a ni pesar.

      Un saludo, Anónimo!

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  3. No te resignes, no vale la pena.

    Un beso.

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    1. Pero cuándo se pierde la esperanza de acariciar un cuerpo glorioso? Yo quiero perderla YA!

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    2. Tu cuerpo es glorioso, eso es lo importante.

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    3. Pues glorioso no sé si es,pero a la gloria me lleva 😄 😂
      Bicos😘

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  4. Eu observo que sempre houbo/hai coetáneas (quinquenio arriba, quinquenio abaixo) que chaman polo meu interés. Xa sexa polo lucido da carrocería ou polo sutil ruxido do seu carburador...
    Por moito que á carrocería se lle note o paso dos kilómetros, se o motor responde...carretera que haxa!

    Bicos carnívoros

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    1. Moi boa a analoxía motera!
      Como diría alguén, ancha es Castilla 😂😂😂
      Tamén hai quen se sube ao burro ande ou non ande. Disfruta alá arriba aínda que non se menee.
      De todo hai na terra de nososeñor🙃
      (Intentaremos que carbure ata o Máis Alá)
      Bicochos con biscoito

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  5. Creo que una fantasía típica que tenemos los tíos es la de volver atrás en el tiempo para poder repetir la adolescencia y juventud, principalmente pensando en los años de instituto y universidad, pero "sabiendo todo lo que sabemos ahora".

    Todos anhelamos una mayor cantidad y variedad de experiencias, y nos fastidia ver que envejecemos y no sucede más que una pequeña parte de lo que debería suceder. Pero es que las expectativas son altísimas, en esta moderna sociedad de consumo. Nuestra vida es infinitamente más cómoda y placentera que la de los antiguos faraones y emperadores, pero nos comparamos con los protagonistas de las películas y nos sentimos miserables por no poder estar un año con Marion Cotillard y los nueve meses siguientes con Jennifer Lawrence, o chicas de nuestro entorno pero así de llamativas.

    Cuando alguien habla de atracción física en internet, enseguida le responden con que hay que valorar la manera de ser, como si lo primero excluyese lo otro.

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    1. Las mujeres también tenemos esa fantasía, pero no para volver al instituto 😂😂😂

      Yo no necesito que sean unos adonis jajaja, ni me interesa la cantidad.

      En cuanto a tu último apunto, me sorprende. En Internet sólo importa lo externo. Mira si no los perfiles, fotos de hace diez o quince años, con sus correspondientes quilos menos o enseñando el mejor perfil.

      Sigo diciendo que tiene que haber atracción, lo que no implica que tenga que ser con el estereotipo estándar.
      Bicos

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    2. Sí, está claro que debe haber afinidad, que la atracción depende completamente de aspectos mentales que encuentres en esa persona, pero también del físico. Si solamente dependiese de la personalidad no nos definiríamos como heteros, homos, bis...

      Solo que parece que cuando alguien habla de atracción física, algun@s interpretan que no valora tanto la personalidad. Enseguida hay reacciones diciendo que "lo que importa es la belleza interior" y frases así.

      Evidentemente importa.

      Lo del "estereotipo estándar" creo que se exagera. La mayoría de las mujeres en edades de, pongamos, 18 a alrededor de 50, son atractivas. Hay mucho trauma sin un motivo objetivo. Muchas creen que para ser atractivas deben parecerse a las modelos, y eso es exagerar mucho. Es como si casi todos nos creyésemos feos por no ser calcados a Viggo Mortensen o David Beckham. Está muy bien hacer deporte y cuidarse, hasta cierto punto es incluso necesario, pero de ahí a obsesionarse con dietas, pasando hambre, es pasarse. Los medios de comunicación no han sabido o no han querido transmitir la moderación y tranquilidad que la sociedad necesita en cuanto a ese tema. Como en todo, prima el negocio. Parece que eso de venderles a las mujeres la idea de que necesitan toneladas de cosméticos para estar guapas ha sido muy rentable. Pero la belleza es natural, es inherente e innata. Me parece muy triste cuando una Alicia Keys de 35 años declara que, por primera vez en su carrera artística, se atreve a mostrarse públicamente sin maquillaje, que hasta ahora se creía fea si no se pintaba. Y es una chica espectacular.

      Nunca entenderé por qué retocan fotos de modelos y actrices con photoshop para hacerlas parecer raquíticas. No tiene nada que ver con lo que a la mayoría de los hombres nos atrae. A veces me da por pensar que se debe a que, sencillamente, los diseñadores de moda son generalmente gays, y no tienen la misma percepción de la belleza femenina que un hombre hetero.

      Una persona alegre y con autoestima, sin arrogancia, suele resultar atractiva. Las inquietudes culturales, si no te pasas de pedante, son atractivas. El talento artístico es atractivo. La fluidez verbal, con cierta moderación, con capacidad de escuchar también, es atractiva. la empatía es atractiva. El respeto hacia otros seres y sus pertenencias es atractivo. El sentido del humor es de lo más atractivo que existe... El atractivo está en mil cualidades, y cada persona posee algunas, unos más, otros menos.

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    3. Lo has explicado muy bien , Cristian. Estoy totalmente de acuerdo.
      Se nos educa desde niños en un concepto de belleza. Pero los gustos de cada persona varían.
      Lo que hacen los diseñadores y el mundo de la ropa/moda clama al cielo. Era mejor que exhibiesen sus modelos sobre perchas directamente. Ya lo expliqué en mi entrada "Diseñadores".
      Pero es una batalla perdida. Ni siquiera las tallas coinciden en las tiendas. En fin...

      Has enumerado muy bien lo que hace atractiva a una persona.
      Bicos!

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  6. Me gustaría leer esa entrada "Diseñadores", pero no recuerdo en qué parte del blog está. No sé si la leí. ¿Puedes poner un enlace?

    Otra actitud muy atractiva que olvidé mencionar es la determinación. Cuando conoces a alguien con ideas claras, que persigue a saco un objetivo, o ya lo ha alcanzado, sean unos estudios, una mejora social, unas experiencias concretas... eso también le añade interés.

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    1. http://programademanolibre.blogspot.com.es/2012/03/disenadores.html

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    2. ¡Gracias, Lou!
      Es muy buena parodia. Y los protagonistas de las fotos dan una imagen espantosa a más no poder, supongo que para llamar la atención. Lograr "que hablen de uno aunque sea mal", será parte de su trabajo.

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  7. Comentas que hay mujeres jovenes con viejos barrigones, para empezar nadie las obliga a que estén con ellos, y si están con ellos es porque son unas interesadas, superficiales y materialistas y esos barrigones deben tener dinero, tan simple como eso, a que no veis jovenes guapas con viejos barrigones que estan en paro y no tienen dinero?

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    1. Sí, digo que eso existe (no sé dónde está la contradiccón con lo que túa afirmas)y que socialmemte está aceptado o tolerado, se ve como normal. Lo que yo digo también es que al revés sigue siendo poco aceptado.
      Hay personas para las que estar con otras es un mero intercambio de mercancías, pero quiero pensar que no en todos los casos, allá cada cual.

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