viernes, 2 de septiembre de 2016

No hay quinto malo ( III )

Santuario A Virxe da Barca en Muxía (A Coruña) Galicia. España

(Si quieres leer la primera parte de esta historia pulsa aquí; si te has perdido la segunda, acá.)

A pesar nuestro no recalamos en la playa de Mar de Fóra ni en la de Arnela. Si tuviésemos que parar en todas las hermosísimas y privilegiadas playas de Galicia y disfrutar de sus arenas blancas y sus aguas no serían suficientes todos los días del verano. Alcanzamos, pues, el pueblo de Muxía. Isaura quería comprobar cómo había quedado la iglesia da Virxe da Barca tras la reconstrucción. Recordareis que en la madrugada del día de Navidad de 2013  un pavoroso incendio provocado por un rayo la dejó en ruinas. 
Incendio en el santuario Virxe da Barca. Muxía (A Coruña), 25-12-2013

Mericia deseaba, en cambio, conocer la también destruida Pedra de Abalar. Aquel invierno los temporales se sucedieron en la costa atlántica, creo que se contabilizaron once o doce, algo realmente excepcional. 

La Piedra ya había sido reparada en varias ocasiones tras otros temporales y ya no ha dado más de sí: ya no se balancea.  
Pedra de Abalar, reparada la última vez.  Muxía (A Coruña) Galicia.

Pedra de Abalar, rota.  Muxía (A Coruña) Galicia.

Como a mí pocas cosas me dejan indiferente, a todo me apunté con la ilusión de los neófitos (a pesar de haber estado allí con tres de mis novios) y me dediqué a cantar las excelencias de A Pedra dos Cadrís: mis lumbares piden a gritos un remedio mágico. Mericia me secundó y pasó conmigo dos veces bajo la sagrada piedra.  Para más no nos dio la moral o la fe. Creo que computadas las veces que he visitado el santuario y pasado bajo la piedra sagrada ya he sumado las nueve veces que se necesitan para curar. Este invierno se verá.

Pedra dos Cadrís. Muxía. (A Coruña) Galicia.

Tras cumplir los rituales y dado que no teníamos ninguna un enamorado para declararnos amor eterno en la Pedra dos Namorados, nos dedicamos a contemplar el mar, un plato manso y azul, tan diferente al de las imágenes del terrible temporal que el 6 de enero de 2014 y tras el incendio rompió el muro exterior y rodeó el templo, algo nunca visto por los parroquianos. Si en aquellos aciagos días apareciese una plaga de langosta o el mar se volviese rojo no los habría de sorprender más. 
Temporal en Muxía el 6-1-2014. A Virxe da Barca
 
Santuario Virxe da Barca en Muxía (A Coruña) Galicia, España

Podría estar horas y horas mirando este mar golpear contra las rocas, suave ese día, bravo otras. Hace tiempo vi aquí el esqueleto de un barco oxidado entre sus piedras, al pie del santuario, pidiendo acaso clemencia a Santa María. Oxidadas quedaron también las querencias que aquí me habían traído en aquella época.





Entonces apareció él entre las rocas y se sentó no lejos de nosotras sin percatarse apenas de nuestra presencia. Un místico, pensé. Oriental, delgado y bajo, mochila abultada a la espalda, ropa de viajero. Sacó una libretita y comenzó a anotar sabe dios qué, sus impresiones del lugar, sus peticiones, las coordenadas... Tenía un rostro muy dulce, rasgos finos y  piel morena, que me recordó al actor Norbu Tsering Gurung al que había visto en la película de Iciar Bollaín, Katmandú, un espejo en el cielo. 
Norbu Tsering Gurung
La raza oriental en general no me pone. Comprendo que los hombres seducidos por el tipo de mujer princesita se sientan subyugados por las mujeres orientales, pero a mí los hombres del Lejano Oriente me parecen en general poquita cosa. Aunque no todos. Si pienso en el extraordinario gimnasta japonés Ryohei Kato y su cara de tebeo manga, pues no se me altera la hormona, pero recuerdo que el amante chino Tony Leung Kar Fai del film El Amante de Jean-Jacques Annaud  me perturbó en su momento. O quizás fuese el personaje y la retorcida historia, sin más. 
Tony Leung Kar Fai

Pero este místico oriental sentado a escasos cinco metros de mí  suscitó mi curiosidad, que es el primer paso para suscitar el deseo. ¿Qué hacía allí? ¿Era también un peregrino a Compostela que extendía su camino a los santuarios de la costa? ¿Qué hacía visitando un santuario cristiano no muy conocido fuera de Galicia? ¿O estaba allí simplemente para conocer la Punta y el faro de Muxía? ¿O el impresionante de CaboVilán que se ve a lo lejos desde allí? 
Faro de Muxía (A Coruña) Galicia. Al fondo, Faro de Cabo Vilán.

Faro de Cabo Vilán (A Coruña ) Galicia
Faro de Cabo Vilán (A Coruña ) Galicia, España

Nunca he estado con un oriental. ¿Debería incluirlo en mi lista de los deseos?


Isaura y Mericia ni han reparado en él. Y no es porque sean mojigatas precisamente jajaja. Pero qué se le va a hacer, a ellas les ponen más los patrios tragones de churrasco.

Uol
(Esta historia continúa aquí )



3 comentarios:

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  2. Este verano la melancolía se llevó a un enamorado de ese azul intenso que tiene allí el mar: Yoshiro Tachibana. Seguro que su historia te apasiona.

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  3. Quién sabe si este hombre atraía hasta aquí a orientales como el que yo vi en Muxía!!
    Estos paisajes inoculan morriña! 😊
    Gracias por el enlace, lo había leído pero nunca supe de él, no como a Man,el alemán de Camelle al que visité en su chabolo y allí dejé un apunte en una de sus libretas. Qué habrá sido de ellas?

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