Nos escribíamos mucho. Sucesos del día a día, futuros planes o encuentros, disgustos, ardientes cochinadas... Y un día pusimos letras que no tuvieron vuelta atrás.
¿Duró lo justo y
necesario? Creo que no.
Pero entonces, en el
devenir de los días y sobre todo de las tardes en las que le echaba de menos, o
echaba de menos a la mujer vital y optimista en la que me convertía a su lado, entonces,
como digo, me di de bruces con una verdad aterradora:
No conocía su letra.
No conocía su letra.
Ya nunca mi corazón se desbocaría al reconocer su caligrafía con mi nombre escrito en un sobre anodino. Nunca temblaría imaginando su contenido, las palabras de amor o de pasión, acaso de añoranza. Eso no sucedería.
Era la primera vez en mi vida que no conocía su letra.
Uol
Las letras, las palabras, a veces son el reflejo de la persona.
ResponderEliminarBesos Carnales.
Suelen serlo, incluso desvelan más de lo que queremos.
EliminarPero también existe la ficción.
Y los buenos y malos actores y actrices.
Bicos!