Eros se manifiesta a diario. Ciertas personas necesitan guiarse por un sencillo programa de mano (libre)
domingo, 29 de marzo de 2015
Explosivo
MATERIAL EXPLOSIVO
Nin maxia nin rosas.
Quítalle á historia
acordes de violín.
Porque eu non son
a ratiña presumida,
o cisne inmaculado,
a pomba do parque
que come da man
dun príncipe encantado.
Nin maxia nin rosas.
Porque este amor,
en canto baixe da nube,
será peor que dinamita.
Carlos Negro: Penúltimas tendencias. Ed. Xerais. 2014
Traducción al español por Uol Free:
MATERIAL EXPLOSIVO
Ni magia ni rosas.
Quítale a la historia
acordes de violín.
Porque yo no soy
la ratita presumida,
el cisne inmaculado,
la paloma del parque
que come de la mano
de un príncipe encantado.
Ni magia ni rosas.
Porque este amor,
en cuanto baje de la nube,
será peor que dinamita.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Idiota
Los demás miembros de mi familia fueron muy afortunados, en cierto modo. Gracias a la enanez de su imaginación y el corto alcance de su memoria, no era gran cosa lo que pedían: más que nada, comida y fornicación, y de ambas dispusieron en cantidad suficiente como para ir tirando mientras les duró la vida. Pero eso no era vida para mí. Como cualquier idiota, tenía aspiraciones.
Sam Savage: Firmin (2006)
sábado, 21 de marzo de 2015
Primavera
PRIMAVERA
Nesta época
do ano
teño medo.
Os balcóns
ábrense como putas.
Lupe Gómez Arto: Pornografía. Ed. Positivas (edición de 2012)
Otras primaveras.
lunes, 16 de marzo de 2015
Despliego mis velas
A las puertas del instante estoy.
Música: Sin llaves by El último de la Fila
SIN LLAVES
La vida que espero y esperaré
a la sombra en el oasis que me inventé.
Como el sabio en las cumbres del saber,
soy alga en el mar de la calma.
Soy tabla de mi propia salvación.
Me quiero y me protejo de mi misma voz.
Llévame -con mi corazón yo suelo hablar-,
donde reine un tibio sol,
a la luz de una espiga donde calentar
mis pies descalzos,
o quizá donde andar.
Quien duda, no espera
remanso en el agua fiera.
Qué pienso, si siento
anhelos del sentimiento.
Mi risa, mi tiempo,
que crezcan ansiosos por enamorar.
Llévame, con mi corazón yo suelo ir
al lugar donde nací,
a buscar caracolas al fondo del mar
que inunden mi paladar.
Despliego mis velas, que hay que partir.
Ahora canta el jilguero junto al rosal.
El alma remonta, quiere volar.
Hoy es un gavilán en celo.
Candiles de aceite habrá que encender,
pintores holandeses mis manos mancharán.
En este altar antiguo que levanté
a lo alto de mis horas quiero subir,
como polen nuevo me quiero esparcir
en un total abandono.
Candiles de aceite habrá que encender
sin llaves, a las puertas del instante estoy.
Música: Sin llaves by El último de la Fila
jueves, 12 de marzo de 2015
sábado, 7 de marzo de 2015
Campanadas y sexo en Silos
Todos los hombres
piensan que conducen bien. Pero con algunos te dan ganas de tirarte en marcha.
En ti, sin embargo, era una certeza. Conducías suave y seguro, sin brusquedades
y con aplomo, no vociferabas a los torpes o lentos, no derrapabas ni hacías
giros inesperados, nunca tuve que agarrarme al asiento, podía dormirme con
total confianza.
Llegamos a Silos por la
tarde. Paseamos por la plaza del pueblo. Cenamos embutidos ibéricos y queso curado
en una taberna bajo los soportales. Nos mirábamos todo el rato, con la intensidad
del que espera que llegue lo bueno, la otra gula; con esa ansiedad de que el
tiempo vuele para irnos al hotel, con esa deliciosa sensación de espera,
disfrutando de la comida y del rioja, pero sabiendo que todo era el prolegómeno
del plato principal: sorbernos, comernos, amarnos en el pequeño cuarto del
hotel rústico de la plaza principal.
¡Te amaba tanto! ¡Te
deseaba tanto! Mi niño, mi pequeño, mi dios, mi vocación. Era incapaz de no tocarte
si estabas a mi lado, de pasar mi mano por tus caderas, por acercar mi hombro a
tu plexo solar, de deslizar mis dedos entre los tuyos para aferrar tu mano; de
olisquearte el cuello, de tocarte el paquete. Buscaba tus ojos todo el rato,
tus ojos verdes que me tenían hipnotizada; cambiaban de color según la luz y tu
estado de ánimo, ahora verde esmeralda, el verde del mar del Caribe; a veces
azul, a veces eran grises si los nubarrones de alguna preocupación los
entoldaba. Mi niño, mi amor, mi pequeño. Amarte, protegerte era toda mi
ambición. De la mano y con un puntito tras trasegar la botella de tinto, nos
fuimos al hotel. Y el deseo nos arrastró una vez más lento y denso, como viscoso
aceite que arrastra y envuelve, que impregna y suaviza, que sacia y nutre.
La luz mortecina se coló
en la habitación, pero remoloneábamos bajo las cobijas, nos hacíamos
cosquillas, nos volvíamos a dormir. Queríamos visitar el monasterio, el
claustro en particular era el motivo de aquella escapada. Fuimos a la ducha. Me
enjabonaste, te encantaba enjabonarme, hacer espuma y frotarme la espalda,
deslizar tu mano hacia mi pubis, oírme dar un respingo. Y yo te frotaba el
pecho, hacía espuma en tu paquete, acariciaba tu polla, los testículos, siempre
mirándonos como si fuésemos a perder la vista y quisiéramos fijar una última
imagen en nuestras retinas. Estábamos de nuevo cachondos. Entonces sucedió. El
reloj de algún campanario -acaso del propio monasterio- empezó a tocar las
campanadas de las horas y su sonido se coló por el ventanuco del cuarto de
baño. Tú me diste la vuelta. Y allí, contra los azulejos blancos de aquel
diminuto cuarto de baño de un anodino hotel, me embestiste siguiendo el toque
de cada una de las campanadas, once en total, tam tam tam tam... Una melodía de
carrillón para mis sentidos.
¿Cómo olvidar Silos? Dime, mi niño, mi pequeño ¿puedo acaso
olvidar Santo Domingo de Silos? ¿Puedo olvidar las campanadas de Silos?
martes, 3 de marzo de 2015
Notas de Diario (I)
![]() |
Monasterio de Santo Domigo de Silos/ Gran Canal de Venecia |
NO ES JUSTO. Campanas de Silos. Mochila de tela. Madame
Butterfly. Palabras vanas. Toda una red de mentiras. Ingratitud. Ingratitud.
Abandono. Pagar peaje. Se paga peaje. No es justo. Nick Reed. El PC. Una visera
clara. El Gran Canal. No es justo. No lo es. Al final, pagan los inocentes.
Gael Ackerman, he destruido mi vida como tú.
Sueños
¡Soy tan feliz cuando sueño! Todo está en orden, todo está bien. Vuelvo a sentirme amada como yo quiero que me amen. ¡Desearía tanto retener esos momentos! Me siento tan feliz que aborrezco despertar, e intento inútilmente aferrarme al sueño, a esa vida paralela en la que me siento yo, viva, pulsante, anhelante de besos y abrazos.
Siempre es él. De nuevo. Nunca se ha ido. Vivo en mi sueño episodios de la vida
que nunca llegué a vivir. Porque mi vida, en ese mundo paralelo, ha continuado
su devenir. No se ha fracturado mi existencia, no se me ha condenado a la
melancolía perpetua, a este duermevela, a esta parodia, a este vivir en
suspenso, como una pantalla que hiberna, a la espera de que Él active de nuevo
el botón que la ponga en marcha.
A veces, sin embargo, inmersa en el sueño, él sí se ha ido, pero regresa. Y en
el reencuentro me lleno de una paz que perdura hasta el mismo momento del
despertar. Y me digo, no, no despiertes, Lou, espera un poco más. Pero ya es
tarde, ya vuelvo a ser la anodina Alicia de este lado del espejo.
¿Cómo es posible que sueñe tanto y siempre lo mismo?
He pensado que podría llegar el momento en que prefiera esa vida a ésta.
Cruzar al otro lado. Lástima que no pueda decidir cuándo y cómo llegará él a mi
sueño. Mientras tanto, espero. Espero volver a sentir.
Uol
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