El presente cabalga
lentamente. Pero el futuro es un precipicio, un abismo que me espera al final
de la cabalgada; me quiero bajar del caballo, pero a la vez tengo miedo: sé que
me haré daño.
Él es el potro desbocado. Yo cabalgo con él, miedosa, porque sé que al final de la loca cabalgada, el potro me tirará y yo volaré sobre su cabeza, directa al abismo, a ese precipicio sin fondo, irremediablemente descabalgada.
Él es el potro desbocado. Yo cabalgo con él, miedosa, porque sé que al final de la loca cabalgada, el potro me tirará y yo volaré sobre su cabeza, directa al abismo, a ese precipicio sin fondo, irremediablemente descabalgada.
No hay futuro y no hay
vuelta al pasado. Porque todo el recuerdo que yo guardo del Otro, todo ese amor
no es más que la luz de un fuego que se extinguió hace mucho, mucho tiempo.
Demasiado. Y esa luz ha viajado a través de la oscuridad del espacio, pero la
estrella ya no existe. Se apagó hace lustros, sólo que yo no lo sabía.
Beatriz de Haya tenía razón en esto; pero se equivocaba en una cosa: cuando creemos que el gran fuego se ha apagado y que ya no podemos aspirar más que a pequeñas brasas, a rescoldos que simplemente nos reconforten, erramos. El incendio se origina cuando menos lo esperamos. Y todo vuelve a empezar, la rueda vuelve a girar. El dilema no es ahora si el tiempo nos concede otra oportunidad sino si tendremos ganas de tomar nuestras cartas y comenzar, una vez más, la partida. Pereza. A veces uno decide, elige, no ver sus cartas, dejarlas boca abajo sobre la mesa y retirarse a leer al jardín. A sentir el propio corazón. Sólo el propio.
Uol
Beatriz de Haya tenía razón en esto; pero se equivocaba en una cosa: cuando creemos que el gran fuego se ha apagado y que ya no podemos aspirar más que a pequeñas brasas, a rescoldos que simplemente nos reconforten, erramos. El incendio se origina cuando menos lo esperamos. Y todo vuelve a empezar, la rueda vuelve a girar. El dilema no es ahora si el tiempo nos concede otra oportunidad sino si tendremos ganas de tomar nuestras cartas y comenzar, una vez más, la partida. Pereza. A veces uno decide, elige, no ver sus cartas, dejarlas boca abajo sobre la mesa y retirarse a leer al jardín. A sentir el propio corazón. Sólo el propio.
Uol
Música: Allegro molto moderato. Piano concerto en A minor. Op.16. by E. Grieg.
¡Buenas!
ResponderEliminarEl tercer párrafo explica muy bien lo que me sucedía hace diez años, durante un primer amor no correspondido. Poco a poco me fui dando cuenta de que había otras chicas que me podían gustar mucho más que la chica de la cual estaba enamorado, pero no podía evitar seguir pensando en ella, aunque racionalmente ya no tuviese sentido. Quedaba como una inercia, algo que no se podía frenar de golpe, sino poco a poco, con el paso de los años. Sabes que es ridículo y aun así no lo puedes evitar.
En el segundo párrafo, lo de cabalgar sobre alguien, me recuerda a un pasaje de "La insoportable levedad del ser" de Kundera, con los personajes Franz y Sabina. Capítulo 8 de la parte III.
Y muy buena la pieza musical. No la conocía.
Eliminar¿Sabes que en este momento no recuerdo si leí el libro o sólo vi la película? En todo caso la imagen es bastante habitual.
EliminarDe Grieg te recomiendo también su "Allegro moderato e marcato" de ese Piano Concerto en A Minor.
Besos
Pues ha sido mi libro preferido durante cinco años, hasta que leí el "Jacques el Fatalista" de Diderot.
EliminarAcabo de escuchar el "Allegro moderato molto e marcato". Muy chulo, también.
No voy a entrar en el contenido, tan íntimo, de las confesiones de la autora. Me parecería de mal gusto opinar sobre algo tan personal.
ResponderEliminarSi acaso agradecer tu valentía al hacerlas públicas, desnudándote en plaza pública, lo que nos permite conocer un poco más de la persona que hay tras el nick que firma, del alma que mueve la pluma.
Sí quisiera resaltar la redonda forma que das a esos sentimientos con tus palabras, el exquisito lenguaje, y la armonía entre el excelso texto, las imágenes y la música.
Gracias y besos
:O
Eliminar¿Por qué siempres acabas sacándome los colores? ¡Te puedo asegurar que no me desnudo nada! Mi corazoncito tiene demasiados cajoncitos. Y sin todos abiertos a la vez, no se ve el cuadro. Y al abrir uno y cerrar otro, el cuadro cambia, se transforma.
Gracias por tus palabras, siempre estás de mi parte.
Un abrazo.
Yo noto cierto... Pesimismo, bajon, tristeza? Desde hace un tiempo no muy lejano aquí.
ResponderEliminarEspero estar equivocado :)
¿Es la primera vez que ves tristeza por aquí? Creo que no.
EliminarSeguro que no, y aunque no soy nadie para decirlo, lo diré...No me gusta.... Jejejeje
Eliminar:)
¿No te gusta que esté triste o no te gusta que salgan tristezas en este blog?
EliminarNinguna de las dos cosas son evitables, pero tampoco trágicas. Es la vida, con sus momentos. (Bueno, lo del blog podría evitarlo, pero... ¡entonces no sería mi blog!)
Besos.
Ambas cosas no me gustan, jajaja.
EliminarMe gusta la Uol irónica, inteligente, divertida y versátil :)
Besos.
¿Todo eso ves en Uol? :O
EliminarAmowhor, tú sí que sabes camelar a una chica jajajaa
Bico derretido.
¡Qué bonito, qué triste, qué verdadero!
ResponderEliminarDe aquí al amor a uno mismo hay sólo un pas de pardal.
Bicos en el nido.
Triste y vetdadero, sí. O no tan triste. Varias veces en mi vida me he retirado al jardín y he disfrutado mucho. Pero también es cierto que cuando el bullicio traspasaba la tapia, he acudido a su reclamo.
EliminarAhora estoy en el jardín. Se oye algarabia a lo lejos...
Besos, Assum.
Por cierto, nosotros también decimos pardal!!
Eliminar:-)
Estamos, estamos.
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