jueves, 25 de julio de 2013

Sentimiento y lengua


   Toniño permanecía callado, pero miraba expectante el bullicio de la gente que iba y venía apresurada y con gesto adusto por la explanada del muelle. A él no le interesaban los viajeros sino los marineros, hombres curtidos que desde cubierta realizaban faenas que él no sabía interpretar, lanzaban cuerdas más gruesas que sus piernas de un lado a otro, mucho más grandes y robustas que las que usaban los canteros allá en su aldea, que ya es decir. Lois, a su lado, no parecía sin embargo fijarse en nada de su alrededor, ensimismado desde el día anterior, cuando al rayar el alba, aún de noche en el valle, partieron en el carro de Etelvino hasta la villa, donde se subieron al tren que los dejó a mediodía cerca del puerto. Toda la mañana estuvo Lois de acá para allá con papeles que no comprendía entre las manos. Y Toniño no se despegaba de él, arrastrando su maleta de cartón y madera, temeroso de perderse entre aquel gentío que, como ellos, subiría al día siguiente al barco que los llevaría a América. Un primo segundo de su padre los reclamaba desde Argentina. Les ofrecía trabajo, incluso pagó la mayor parte del pasaje; su madre vendió la junta de bueyes  y el carro para el resto. Ahora, por fin, las carreras de ventanilla en ventanilla habían cesado. Toniño sentía hambre, todo el día con un único trozo de pan y de chorizo en la barriga. Pero la cara de preocupación de Lois impedía que se quejara o manifestara disgusto. Su hermano parecía haberse hecho mayor de repente. No parecía el mismo que un mes antes le daba collejas y le llamaba parviolo, pero después jugaba al fútbol con él en el patio de la casa.


Lois miraba al infinito, más allá de las grúas, del gran trasatlántico atracado y de los almacenes que desbordaban movimiento y bullicio. Se sentó derrotado en la maleta, preso de un gran cansancio. Toniño, sin embargo, miraba todo con admiración: el mar azul petróleo que se movía pesado en el borde del muelle; los estibadores portando pesados fardos y gritándose unos a otros, las gaviotas disputándose el pescado tardío que los barcos de bajura acercaban a puerto.


Más allá, al fondo de la explanada, un almacén inutilizado acogía a emigrantes como ellos. Varios curas confesaban a quien quisiera. Se escuchaban lloros y lamentos. Lois no quiso quedarse allí. Iban a oficiar una misa. Arrastró a Toniño hasta el límite permitido de paso al barco. Y allí se quedaron mucho rato. Toniño no se atrevía a preguntar nada desde que, asombrado, mencionara aquellas enormes cuerdas y Lois le respondió de mala gana que no eran cuerdas sino cabos.


Una mujer mayor bien vestida, acompañada de una muchacha, se acercó por la derecha y preguntó algo en voz muy baja al guardia que protegía la zona de acceso al barco. El guardia le indicó algo a su espalda y la señora y la chica se alejaron.




Fue entonces cuando Lois habló por iniciativa propia en todo el día:

Xa nunca lle direi a Rosiña quérote−. Toniño no supo qué decir−. Nin vou foder en ti todos os días. (1)

Toniño, por un extraño instinto, de pronto comprendió e intentó animar a su hermano mayor.

−Pois aprenderemos a dicilo en castelán.

−Xa− dijo lacónico Lois−. Pero non é o mesmo. (2)

(−Ya nunca le diré a Rosiña te quiero−. Toniño no supo qué decir−. Ni voy a follarte todos los días.

Toniño, por un extraño instinto, de pronto comprendió e intentó animar a su hermano mayor.

−Pues aprenderemos a decirlo en castellano.

−Ya− dijo lacónico Lois−. Pero no es lo mismo. (2)

A todos os que partiron e non volveron. 
A tantos corazóns rotos pola distancia e o olvido.

Uol 

9 comentarios:

  1. Programé esta entrada. No pude cambiarla.
    Ayer ocurrió una tragedia horrible en un tren a la entrada de Santiago de Compostela.
    DEP todos los fallecidos. Fuerza para los heridos.
    Odio a Tánatos.

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  2. la vida será más fuerte cada día.

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    1. ¡Es tan frágil la vida!
      Pero seguimos, seguimos caminando. Con o sin fuerza.

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  3. He llegado a ti por el blog de Humberto Dib.
    muy buen hallazgo.
    saludos
    carlos

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    1. Gracias por tus palabras y por tu visita.
      HD es un buen contacto desde el que llegar :)
      Saludos.

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  4. Este relato tiene muchas cosas: me metió tanto en el clima que deseé que fuera más largo, que formase parte de una novela que estuviera leyendo. Los personajes merecen más vida, ¿no has pensado en darle más vuelo?
    El final me encantó, a mí que me gustan los idiomas y tuve que aprender una lengua que no es la materna, me llegó.
    Un fuerte abrazo.
    HD

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    1. Hubo miles y miles de Toniños y Lois que partieron para no volver. Y Rosiñas que esperaron en vano.
      Tengo una historia familiar muy peculiar que merece una historia. Quizás algún día la cuente.
      Un abrazo.

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  5. Cuántas cosas quedan pendientes de decir en todas las despedidas !

    Por no apenar más ese momento, por ahorrar lágrimas propias o del otr@, guardamos las palabras para otro momento...
    que a veces no llega nunca.
    Enhorabuena por la estupenda recreación
    Un abrazo

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    1. A veces ni se sabe que las palabras están ahí, agazapadas.
      Un abrazo!

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