A poco que uno escarbe
en su árbol genealógico se encuentra a un pariente maricón. Puede que no en
primera línea, pero si te desvías hacia los laterales o ramas arriba seguro que
aparece un primo segundo que aceitea o un tío-abuelo con más pluma que el
papagayo verderol.
By Ralf König |
Eso pensé yo cuando los
descubrí en la habitación de mi tío, el
hermano más joven de mi madre, que es sólo nueve años mayor que mi hermano el
primogénito. Creo que ya os he contado que procedo de una numerosa familia. A mí nadie me esperaba. Hasta los casi cinco meses yo fui una menopausia
precoz. No di lata a mi madre, ni náuseas ni vómitos. Lo sospechó mi padre, que
se fijó en que las tetas de mi madre estaban más espléndidas que nunca. Eso
dice él. Estoy segura de que mi madre lo sabía, claro, pero lo ocultó todo lo que pudo, le daba vergüenza
preñarse a los 42. Que fuera yo niña, le compensó de todo. ¿No os lo he dicho? Me preceden tres varones.
Mi llegada tampoco los entusiasmó. Cuando veo esa foto en concreto, me doy
cuenta. Los tres rodean mi cuna. Yo tengo unos nueve o diez meses, estoy
sentada allí dentro y con cara de susto. Mi hermano mayor, ya con horripilante
bozo sobre el labio superior, me mira con una mezcla de resignación e inquina,
con ese gesto de adolescente rabioso que intuye que en los próximos cinco o seis
años tendrá que ocuparse de mí por las tardes en vez de darse el lote con
alguna detrás del campanario. El mediano tiene tal cara de pillo que parece que
va a hacer carrera como sádico. Su mano derecha se pierde dentro de la cuna.
Ahora que he escaneado la foto descubrí al ampliarla algo que ya suponía. Sí,
fijaos bien, en la esquina, fijaos como con sus deditos gordezuelos me pellizca
la pierna, de ahí mi expresión aterrorizada. Otro que se sentía desplazado. Mi boca no se ve, porque el
pequeño intenta arrancarme el chupete. Tiene casi seis años y ha vuelto a
querer chupete. Así dicho parece que mis hermanos no me quieren. Nada más
erróneo, me adoran. Yo fui su portera de fútbol a la que le tiraban la pelota de
plástico a la cara, la vaquera atada al poste y ellos los indios que ululaban a
su alrededor, la enferma a la que operaban, con la que practicaban peluquería, a
la que hacían aguadillas, etc. etc. Bueno, sobre todo los pequeños. Para el
mayor era un incordio, sin más. No, no es una película de José Luis López
Vázquez, que ha sucedido ayer, como quien dice. Lo dicho. Pero pronto se hicieron
todos mayores y dejaron de hacerme tan amoroso caso. Así que crecí algo salvaje
y a mi aire. Pero no penséis que nadie me prestaba atención, al contrario, todo
el mundo me echaba un ojo, pero yo estaba debajo de la mesa escuchando
conversaciones de mayores, o en el pajar viendo como mi hermano se magreaba con alguna, o
mirando los cromos guarretes del mediano. Os estaréis preguntando si todo lo
que estoy contando es verdad. No importa mucho, es cierto. Lo que está claro es
que si creéis que por todo esto me adentré precozmente en la vida, siento
desilusionaros. Todos estaban en realidad pendientes de mí y con un ojo encima,
padres, abuelos, un tío-abuelo soltero, tíos, tías, primos, primas… Y cuando me
salieron las tetas, mis tres hermanos -que no son unos ogros, ya os he dicho que
me adoran-, se convirtieron en mis adalides. Y en cuanto algún mozalbete se
ponía garrulo conmigo, allá que se aparecían ellos tres, tres torres como tres
castillos, que ya sabéis que procedo de una familia de altos, que mi primo el
mayor al que llaman el enano aún se lamenta de que en su cartilla militar le colocaron
179 cm de altura y no los 180 que él se atribuye, y ya os digo que es el bajito
de la familia.
Pero a lo que iba, que
ya sé que si fuera esto un vídeo del youtube ya habríais dado a saltar la intro, pero es que no puedo
evitar estos exordios, va en mi naturaleza. En fin, que aquel día descubrí en
el cuarto de mi tío el menor aquellos cómics y me quedé colgada mirándolos. Y
sí, lo pensé. ¡A ver si mi tío el guaperas y soltero es maricón! Entonces
decían maricón, porque marica en el
pueblo no se decía, claro, porque por estos pagos Marica es uno de los
hipocorísticos de María, y al igual que hay un Bar Manolo, por decir algo,
había muchos Bar Marica. Pero, claro, llegaron los de las villas y destrozaron
a cantazos cuanto luminoso había con tal patronímico nombre entre insultos y
groserías sin igual. ¡Para que digan de la brutalidad de los de pueblo! Y se
acabaron los Bar Marica, que lleva a equívoco. Pero ya me he ido de nuevo por
los cerros de Úbeda (saludos a los ubetenses si alguno me lee).
Mi tío me pilló tumbada
en su cama y con los Ralf König en las manos, los ojos como platos. Llévatelos,
si quieres, pero no se los enseñes a tu padre, me advirtió, ya sabes cómo es.
By Ralf König |
Mi padre es un santo, a
qué negarlo, pero es que aquella casa era un ir y venir de familiares que se
instalaban y se desinstalaban como gitanos de romería, y yo creía que estaba un
poco harto. Después me enteré que no, que a él aquella casa de sus suegros con
familia que iba y venía según sus necesidades, le encantaba. El pobre era hijo
único porque su madre se murió de una peritonitis no bien detectada. Mi abuelo, su padre, se volvió a casar pero
no tuvo más hijos, se ve que ella no podía y eso les trajo amarguras a ambos,
así que papá estaba feliz con el ruido de cuñados, cuñadas y sobrinos a
tutiplé. Mi tío lo decía porque teniendo
tres hijos varones que fueron bastante traviesos, a papá se le complicó lo de
demostrar cierta severidad, y al menos ante los parientes lo fingía.
Eran media docena. ¿Son
tuyos?, le pregunté intentando averiguar lo que me parecía evidente sin hacerlo
directamente. No, son de Lolo, dijo. Los compró en Madrid. Están muy bien.
Lolo era su mejor
amigo. ¿También él?
− Ah…
− ¿Serás lo bastante
mayor para entenderlos?
Bromeaba, claro.
Lo que yo no entendía era
por qué en los Ralf König las mujeres heterosexuales estaban tan amargadas y
las lesbianas eran tan feas, tan feas.
Lesbiana de Ralf König |
− Tío, ¿tú conoces a
alguna lesbiana?− le pregunté cuando se los devolví días después.
− Sí, a un par.
− ¿Del pueblo?
− No.
− ¿Y son feas?
Se echó a reír.
− Pues no, aunque Roxy es una bruta, no hay duda.
− En el tebeo son muy
feas.− ¿Y son feas?
Se echó a reír.
− Pues no, aunque Roxy es una bruta, no hay duda.
− Pero eso es una
representación iconográfica, el dibujante representa un estereotipo. Tampoco
sus maricas están bien excepto los bellos.
Y además hay un juego de poderes que se establece entre gays y lesbianas. En el
fondo se respetan, o eso creo. Pero discuten mucho y en apariencia König
refleja que se llevan a matar. Sin embargo, ves que entre ellos hay muchos
amigos.
− ¡Pero sí que odia a las mujeres hetero! Las pinta como unas amargadas, aburridas, conservadoras y fastidiosas.
Mi tío soltó una sonora carcajada.
− ¡Pero sí que odia a las mujeres hetero! Las pinta como unas amargadas, aburridas, conservadoras y fastidiosas.
Mi tío soltó una sonora carcajada.
− ¡Es que son la
competencia!
− No entiendo.
− Para los gays todos los
hombres son gays, sólo que no lo saben –volvió a reír−, y las mujeres
heterosexuales les quitan a los mejores ejemplares. Eso dice Lolo.
Mi tío me miró
divertido y creo que compasivo.
− No te preocupes,
nena, no dejaremos que te conviertas en una mujer amargada y fastidiosa. Lo de
aburrida lo tendrás que solucionar tú – y me guiñó un ojo.
− Ni conservadora –añadí
levantando orgullosa la nariz.− ¿Y tú por qué no te has casado?− le pregunté.
− Aún no me he aburrido
del sexo−respondió burlón.
− ¿Pero uno no se casa
precisamente para tener sexo? −me sorprendí.
Él sonrió, misterioso,
y me dijo lo que los adultos dicen cuando no quieren meterse en berenjenales:
−Ya lo entenderás algún
día.
Tenía razón. Un día lo
entendí.
By Ralf König |
El caso es que mi tío
el guaperas y Lolo iban de acá para allá en un Alfa Romeo de segunda mano y en
el pueblo empezaron a murmurar.
− ¿Por qué no te echas novia formal de una vez? –le dijo mi abuela.
− Va siendo hora de que sientes cabeza –dictaminó mi abuelo.
− ¿Por qué no te echas novia formal de una vez? –le dijo mi abuela.
− Va siendo hora de que sientes cabeza –dictaminó mi abuelo.
− ¿Por qué no vas en serio
con Tina?− mi madre, la celestina.
− Estás dando que hablar –mi tío-abuelo Ramón.
− ¿Y tú por qué no te has casado entonces, Moncho?−le replicaba mi tío.
− ¡Todo el mundo sabe que mi novia se murió de tisis cuando ya estaban publicadas las amonestaciones en la puerta de la iglesia! –el viejo se mosqueaba.
− ¡De eso hace sesenta años!
− ¡Qué sabrás tú! –se zafaba el tío-abuelo Moncho.
Yo no sabía qué pensar. Empecé a fijarme en Lolo. ¿Podía un hombre hetero tener un amigo marica? Se conocían desde niños y eran bastante parecidos. Cuanto más miraba para Lolo, más gay me parecía. Pero no me atreví. No se lo pregunté. Lo cierto es que eran amigos y se apreciaban, se querían, estaba claro. Mi tío siempre lo apoyaba en sus extravagantes proyectos (o a mí me lo parecían, quizás sólo repetía lo que escuchaba a mis abuelos).
Un día descubrí otros cómics y revistas que tenía mi tío. Y en ellos sólo había tetas y chochetes. Total, que no era maricón.
Con el tiempo Lolo se fue a Madrid y hace cinco años se casó con su pareja de toda la vida, un antiguo azafato de una aerolínea.
− Estás dando que hablar –mi tío-abuelo Ramón.
− ¿Y tú por qué no te has casado entonces, Moncho?−le replicaba mi tío.
− ¡Todo el mundo sabe que mi novia se murió de tisis cuando ya estaban publicadas las amonestaciones en la puerta de la iglesia! –el viejo se mosqueaba.
− ¡De eso hace sesenta años!
− ¡Qué sabrás tú! –se zafaba el tío-abuelo Moncho.
Yo no sabía qué pensar. Empecé a fijarme en Lolo. ¿Podía un hombre hetero tener un amigo marica? Se conocían desde niños y eran bastante parecidos. Cuanto más miraba para Lolo, más gay me parecía. Pero no me atreví. No se lo pregunté. Lo cierto es que eran amigos y se apreciaban, se querían, estaba claro. Mi tío siempre lo apoyaba en sus extravagantes proyectos (o a mí me lo parecían, quizás sólo repetía lo que escuchaba a mis abuelos).
Un día descubrí otros cómics y revistas que tenía mi tío. Y en ellos sólo había tetas y chochetes. Total, que no era maricón.
Mamen by Mariel y Manel Barceló |
Mamen by Mariel y Manel Barceló |
Mamen by Mariel y Manel Barceló |
Con el tiempo Lolo se fue a Madrid y hace cinco años se casó con su pareja de toda la vida, un antiguo azafato de una aerolínea.
Después de muchas novias de quita y pon, mi tío el guaperas se arrejuntó finalmente con Eva y está hecho un adán. Es padre añoso de un nene que es un torete. Lolo es su padrino. A veces noto a mi tío sobrepasado, pero él me guiña un ojo.
Yo… intento no ser aburrida.
PD: Aprovecho para felicitar a todas las mujeres en nuestro Día Internacional. (¡A ver para cuándo el Día del Varón! :P )
Muy entretenido el articulo, jejeje
ResponderEliminarMe gusta tu blog.
Por cierto yo también escribo en un blog erotico. Si quieres echale y vistazo y de paso cuentame que te parece, que aun soy novato y nunca está demás aprender:
www.malagasensual.blogspot.com
Saludos!
Gracias, Malagueño!
EliminarMaricón, lesbiana, transguesor... Cuánto ayuda a un adolescente tener en la familia alguien a quiénpreguntar ciertas cosas que a los "formales" nunca se atrevería.
ResponderEliminarMagnífica entrada. Podría ser el boceto del guión de una peli.
Y grandes, Köning y los Barceló. Hacía tiempo que no veía nada d ellos...y mira tú dónde me los encuentro.
Un abrazo, y felicidades a todas las mujeres en vuestro día
Me alegra traerte recuerdos.
EliminarLos autores, fantásticos.
Un abrazo para ti también.
El texto es entretenido, tienes una forma tan coloquial de llevarlo que aun con 20 páginas de extensión no aburriría.
ResponderEliminarMuchas veces jugué con la posibilidad de que me considerasen maricón, pues te digo que tengo ciertos gestos o movimientos (principalmente de las manos) que generan dudas, porque me parece que una cierta dosis de actitud femenina en un hombre, no está nada mal. Además de ser una infalible arma de atracción, pues no hay mujer que se resista a comprobar si lo soy... Luego sabe la verdad ;)
Un abrazo.
HD
No sé si me echas un piropo o me das un tirón de orejas, Humberto, jejeje. Reconozco que mis textos tienden a la exuberancia, es mi naturaleza, y eso a pesar de que repudio el "horror vacui" y el barroquismo no es un estilo que me guste precisamentee. Pero en mi descargo he de decirte que también tengo textos brevísimos, se ve que no ha coincidido que los leas jeje.
EliminarHay mujeres que se empeñan en "redimir" maricas jajaja, se ve que les gusta lo imposible; jugar a ello añade un puntito perverso a tu perfil jajaja. Todos los hombres tienen una parte femenina; todas las mujeres algo masculino.
Yo era una cría confusa, con muchas preguntas. Desde entonces he conocido a todo tipo de personas. Tengo amigos gays y lesbianas: las estadísticas son abrumadoras por más que muchos se empeñen en negar la evidencia. Aún hoy escuchas a los adolescentes hombres comentarios homófobos, las típicas y antiguas bromas del vestuario y el jabón, como si su integridad corriera peligro, y huyen de los "sospechosos" de ser maricas,los insultan; los adolescentes en realidad no aceptan lo distinto, quieren ser todos iguales, pertenecer a una tribu. No se ha avanzado tanto como se cree.
Me gustan los hombres que hablan con las manos.
Un abrazo!!