viernes, 29 de julio de 2011

EL POTORRO

          Habían follado con ganas y pasión. Fue un encuentro a altas horas de la madrugada, cuando ya nadie piensa en encontrar un mirlo blanco, cuando ya sabes que en el after hours sólo quedan los borrachos babosos y material de reciclaje. Pero vas igual porque no te apetece irte a casa, porque te vas a tomar la última o te insisten las amigas. Ella bailaba frenética dando saltos y en un giro chocó contra él, que se rió y le tomó las manos para seguir juntos con los brincos. No estaba nada mal para el ganado que había a aquellas horas, cuando ya se da la noche por perdida. Había sido un encuentro imprevisto, pero se gustaron y los dos tenían ganas. Habían follado con ansia y ardor. Ahora en el cuarto hacía calor y ella se estiró cuan larga era, tratando de aprovechar algún frescor en las sábanas arrugadas. Él jugueteaba por allá abajo, medio cuerpo fuera de la cama, y le rozaba con la yema de sus dedos el borde de las ingles provocándole un dulce cosquilleo. Ella forzó el cuello para mirarlo. Lo sintió azorado, como si quisiera decirle algo y no se atreviera. Le sonrió para animarlo. Entonces él se lo dijo. Que hacía mucho tiempo que no veía uno así. ¿Así? Así, normal, con vello. Ella soltó una carcajada. Y él le dijo que se había excitado mucho al verlo, un potorro con pelo, que no sabía que le había dado a las tías ahora, que se lo quitaban todo, y te llevabas tremendas sorpresas, desde la que no tenía nada y le hacía sentirse un  pedófilo, hasta la que lo tenía rectangular, qué horror, parecía una flecha indicando el camino. Ella se reía con las explicaciones. De verdad te lo juro, un coño con pelo, recortadito, algo rebajado y depilado por los bordes, sí, como el tuyo, pero con su pelito y su suavidad, incluso sus ricitos. Que yo no sé por qué se hacen figuras allí abajo, corazones, estrellas, tiritas, que mucho brasileiro será pero es un horror. Parecen todas stripers o actrices porno. Ella no sabía donde meterse. Él seguía fascinado mirando su coño. Que raras sois las mujeres, siempre pensáis que nos gustan cosas raras. Ella tiró de él hacia su boca, lo atenazó con las piernas y lo mordió en la boca. Él se excitó de nuevo y la erección fue evidente. Y mientras ella dirigía la polla hacia su vulva le dijo “ya me explicarás después cómo conoces tú tantos tipos de potorros”. Y se rió.

Uol Free

6 comentarios:

  1. ¿Nadie disiente?
    Menudos dardos de mierda ja ja ja

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  2. No tal. Guta nene, dardos güenos. Prrrtz anónimo.

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  3. Ja ja ja se ve que hay para todos los gustos!!

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  4. Menos mal que son muchos menos los hombres a los que les gustan con pelo... porque yo ODIO el pelo... y menos mal que cada vez son más los que se depilan bien la entrepierna... ¡Qué maravilla!

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    1. Lo siento, Dora, pero el pelo está de moda, aunque con moderación.

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