martes, 1 de enero de 2013

Sexo guarro


− Te advierto que es guarro.
− ¿Cómo de guarro?
− Guarro de cojones.
− Arranca.
− Iba cargada…
− ¿De copas?
− No, ¡de oros, espadas y bastos!
− ¡Cómo te pones! Vale, ya me callo.
− Iba cargada y me dirigí al servicio. Nunca había estado en aquel antro así que me dirigí instintivamente hacia un lateral, al fondo de un pasillo. Si no era en una esquina, sería en la otra. Acerté. En la puerta había un símbolo que no era ninguno al uso, vamos, que sería un icono conocido allá en Saturno, pero aquí no significaba nada, al menos para mí. Y me colé dentro. Masculino o femenino, lo cierto es que estaba igual de sucio que cualquier otro por donde hayan pasado al menos cien personas en una noche. Asombrosamente, estaba desierto. Entreabrí la puerta de uno de los dos retretes y él se giró, un tipo grande como un tráiler que meaba beatíficamente. Perdón, mascullé, me he equivocado, dije educada a pesar del cebollo que yo llevaba encima, pero no pude evitar echarle una miradita al instrumento que el grandullón tenía entre las manos.
− ¡Oh, qué descarada! ¿Y qué tal estaba? Bueno, no me mires así…
− El tío llevaba unas patillas tipo hacha y un chaleco de cuero. Pero los ojos eran risueños y la sonrisa muy blanca. Tranqui, tía, me dijo, dame un momento y es todo tuyo. ¿Mío? Y me puse roja como un tomate. El sitio, el retrete, pero, si quieres, éste también. Y se sacudió la polla, que sí, se veía altanera y arrogante.
− ¡Dios mío!
− Créeme, Laura, Dios no estaba allí en ese momento.
− ¡Seguro, estaba Lucifer!
− Se quedó quieto, aguardando por mi respuesta. ¡El muy cabronazo sopesaba que hubiese respuesta!
− ¿Y la hubo?
Me colé dentro, cerré la puerta y le toqué la picha, que se desperezó engreída. ¿Es Navidad o qué?, se sorprendió el rockero. Sí, y tú eres mi regalo. Nunca lo hubiera imaginado, dijo mientras sus manos acogieron mis tetas. Comenzamos a besarnos. El cubículo era pequeño, había pegotes inidentificables en las paredes. Abrí los ojos y unos garabatos ponían en la pared de enfrente Chúpamela, mamón. Buena idea, pensé, pero este fulano acaba de mear.
− Aggggggg
− No te pongas remilgada ahora.
− El tío me abrazaba fuerte y yo casi ni podía respirar en aquel lugar tan estrecho que, por cierto, olía intensamente a orines y cerveza. Yo no sabía dónde arrimarme sin tocar aquellas paredes pringosas de sabe dios qué sustancias y él venga a empujarme contra la pared. Los pantalones se le habían deslizado hasta los tobillos y hacía equilibrios para no caer. ¿Cómo nos lo hacemos, nena? Se ve que notaba mi repentina vacilación. No esperó mi respuesta y bajó la tapa del inodoro y se sentó en ella.


¡Ay, dios!, mis pantalones seguían en su sitio cuando me sentó a horcajadas sobre él. A mi izquierda se leía la Tania es una puta y un número de teléfono. Debajo, pintados, una polla expulsando semen y unos testículos, todo ello hiperbólico. El rockero me magreaba bien y la verdad es que estaba muy bueno y hasta se veía limpito entre toda aquella mierda. Pero yo estaba algo descentrada, intentado evitar la porquería que me rodeaba. Al final, no iba tan cargada como pensaba. Sus manos movían mi culo adelante y atrás y se refregaba contra mí mientras me mordía el cuello. Sentía su excitación contra mi coño y, la verdad, empecé ponerme cachonda perdida. Cerré los ojos, por ver de no pensar en el puto wáter. Sólo lo conseguí a medias porque de pronto oímos abrirse la puerta de al lado y una sonora meada me golpeó los oídos. Me dio la risa. El rockero me miró divertido. Se ve que la situación también le parecía graciosa. De pronto golpearon nuestra puerta, ¡que es para hoy, iros a un motel, joder! A mi derecha estaba escrito el Marco es un marica, te chupa la polla gratis y un número de teléfono. ¡Aquella letrina parecía un listín telefónico! ¿Qué hacemos, nena?, me interpeló el hombretón. 
Lo besé de nuevo y me levanté, los bajos de mi pantalón rezumaban meadas absorbidas del suelo encharcado. Su mirada decepcionada me avergonzó, aunque él seguía sonriendo.


Supongo que el pobre pensaba, no..., si ya sabía yo que… Entonces me decidí, vamos a otro sitio, le dije. 
−… 

No me mires así, Laura, ya te dije que era sexo guarro.
Por cierto, se llama Alberto y es dentista. 

¡Ah! Y mi baño sí estaba limpio.

Uol

También en la serie Sexochat y Sexo oscuro.

17 comentarios:

  1. Un cuento muy apropiado para empezar el año. Anima a seguir intentándolo. Nunca se sabe en qué baño te puede suceder.
    Que en la próxima vuelta alrededor del sol, todo te vaya muy bien.

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    1. ¿Verdad? Es altamente estimulante jajaja. Sobre todo si a media mañana has estado viendo el concierto de Año Nuevo que retrasmiten desde Viena y por la tarde los saltos de trampolín de esquí, dos clásicos (bueno, me dormí en el sofá, no sé si los echaron) jejeje
      Gracias por los buenos deseos. Para ti también.

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  2. Uol:

    Paso por tu blog para agradecerte que me hayas transmitido, por triste que sea, la noticia de la muerte de Julio...he leído el homenaje que le hiciste a él...sencillamente, me he quedado perplejo.
    Como dice la canción "Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo..."
    Para ti muchos éxitos y mi eterno agradecimiento.

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    1. No hay de qué, Gustavo. Por naturaleza evito dejar cabos sueltos y como vi que ignorabas su suerte, no quería yo que pensaras de él que era un despegado que no respondía a tu felicitación navideña.
      ¡Ánimo y feliz año!

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  3. Grandes y guarras historias para comenzar el año. Así se hace jejeje.
    Besos y feliz año!!

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  4. ¿Podrías pasarme el nº de telefono de Tania? Es para un amigo.

    Menos mal que el olor a meada se quita con un lavado. Del pantalón tambien.

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    1. Claro, tu amigo.
      Dile que ya lo tiene. Fue en su garito donde pasó todo.
      Por cierto, estoy en Sevilla pasando unos días. ¿Sabes de algún local estiloso donde ligar en el que no haya repeinados?
      Como tienes superpoderes...

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    2. ¿En Sevilla un local estiloso sin repeinados que lleven camisas con las solapas de otro color? Mejor vente para mi ciudad...

      Te recomiendo tomarte una tapitas en la plaza frente a la iglesia del Salvador, es un buen sitio para iniciar contactos.

      Si te va el rollo alternativo, tirando a perroflautico, vete a la Alameda. Igual te ligas un rasta que te lleve el fin de semana a los Caños de Meca en su furgoneta.

      Volviendo de la Alameda, parate a saludar al portero del "Hombre y el oso". Ahí no creo que ligues mucho, pero seguro que te echas unas risas.

      Todo esto lo sé porque he sobrevoladao a menudo la ciudad y escrutado con mi supervisión, no pienses mal...

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    3. Mi muy querido Torpe: los de la Alameda ya habían partido con las "fregonetas". Pero no creo que esperaran por mí. Soy buena escupiendo fuego pero los malabares de tres bolas se me dan mal.
      Hemos contactado con varios de la plaza de la iglesia de San Salvador. La mezcla de edades fue altamente estimulante. A ver que pasa mañana. Hoy entre la subida a La Giralda, el Real Alcazar y el pateo por toda la ciudad estamos KO. Menos mal que los dulces de La Campana y la pasta de La Piamontesa nos cargó pilas.
      Al portero citado no lo vimos pero a cierta personilla le gustan los osos en versión hetero, así que veremos a qué nos arrastra.
      Engominadis, por suerte, hemos visto pocos. Deben estar todos en Sierra Nevada.
      Un abrazo!

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  5. Me encanta el sexo guarro... ¿Será porque lo soy?
    Saludos.

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  6. Una história que cuenta algo más.... cuenta de amores....y sexo guarro....
    Muy lindo el post....
    Tu eres el maximo!
    Besasos!!!!

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    1. ¿Amores? Nâo tal! Puro desejo.
      Muito obrigada pelas louvanças.
      Beijo!

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  7. Pues aunque lo del baño parecía algo guarrito, sí, lo demás....viva el sexo guarro! jajaja
    Hoy voy a unos grandes almacenes...voy a ver si me equivoco de baño! jejeje

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    1. ¡Que no sea en medio de las rebajas¡ Demasiado transitados...

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  8. desde luego el sexo y el alcohol tienen la capacidad de desinhibir.
    La historia un morbo que te cagas ..................jejeje

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