domingo, 15 de marzo de 2020

Miedo




MIEDO 

Para las personas como yo, que tenemos pavor a las enfermedades potencialmente graves, no son buenos tiempos. 

El miedo llega a hacerme temblar como una hoja, me seca la boca, dispara mi corazón  y revuelve los ácidos de mi estómago. No me pasa siempre, por suerte. A veces transcurren años antes de que el miedo me asalte sin piedad. 

Las causas son en parte genéticas, en parte vitales, miedos de la infancia, sentido exacerbado de la responsabilidad. En fin, no sé si explican mucho el origen de este miedo, aunque pueden ayudar a entender el proceso. Nunca he tenido un ataque de pánico propiamente dicho (no he quedado paralizada), nunca he estado de baja por ansiedad, pero sí he pasado noches con los ojos en blanco esperando a la Parca o aferrada al amado si había suerte: los abrazos espantan a la muerte. Después, la normalidad. 

Pero... 
Pero te dicen que a este tipo de miedo no hay que escaparle, que lo mires a la cara, que dejes que se acerque. Yo intento evitarlo todo lo que puedo, con distracciones, canciones, respiraciones, refutaciones, órdenes... hasta que me rindo, no puedo, no puedo estar empujando la puerta con mis manos, con mi espalda 18 horas al día para evitar que penetre en mi cuerpo. Entonces veo cómo se acerca, es una ola grande que sabes que te derribará y te provocará golpes contra la arena. Pienso me tirará al fondo y ya está, después se retirará y emergeré viva, victoriosa. Pero tengo miedo. Mi razón me dice una cosa y mi cuerpo otra. 

Y emerges, sí, pero estás magullada y llena de arena y sal, pedazos de algas y conchas. 

La ola se va, pero tú tienes todo eso adherido a tu piel y no desaparece con un simple baño. 

Durante semanas, incluso meses, sientes esa arena pegada. Y te hace daño, te rasca. Es el recordatorio de ese pavor. 

Ahora estoy resistiéndome a dejarme atropellar por el miedo al coronavirus. ¿Fiebre? Bueno, no es tan terrible. ¿Tos? Pssss.... Pero la falta de aire, el ahogamiento, me espanta. Y por eso tengo miedo. 

Tengo que estar sola, mis padres son mayores. 

Y estando sola veo las olas al fondo acercarse, más cerca, más cerca. 

Sopeso si llorar un poquito. ¿Las lágrimas calientes aflojarán la presión del pecho, esta olla que pide reventar? 

Decido escribir esto. 

Sé que para mucha gente este tipo de miedo es incomprensible. Hasta que un día te sucede.

Escribir también desvía la atención del miedo. 

Y la música. 
Y una sonrisa. 
Y una mirada. 
Y una mano entre las tuyas. 

Si las tenéis, sentíos agradecidos. 

Porque yo hoy voy a coger mi espada y a luchar sola. 

Y tengo miedo. 


...

(Definitivamente voy a llorar y a esperar a que me derribe la ola)

Uol Free en tiempos del coronavirus

8 comentarios:

  1. Yo estoy bastante tranquilo. Preferiría no tener que ir a trabajar en dos o tres semanas y saber que la mayoría de la gente tampoco, y que pasamos todos ese tiempo prudencial en casa, pero por ahora es lo que hay. Me da miedo salir a tirar la basura a los contenedores situados a 100 metros y que me multen de regreso a casa. Pero es un poco irracional. No suelen ser ogros. Nunca me han multado. Ni por ir sin carnet varias veces, ni por llevar marihuana en cierta ocasión. En cuanto al virus, somos jóvenes. Sería muy raro que nos afectara gravemente. En mayo habremos salido del túnel.

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    1. Gracias por los ánimos, Cristian.
      Pero después de esta crisis sanitaria algo va a cambiar. Espero que las muertes no nos toquen cerca.
      Los miedos son intransferibles.
      Un. Abrazo!

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    2. Espero que tengas buena suerte y no le ocurra nada a tu gente.

      Los miedos nos ayudan a minimizar riesgos. Yo soy poco supersticioso y, sin embargo, una de las cosas que más temo es la ley de Murphy. "Lo que no ocurre en un año ocurre en un momento". Cuando me saqué el carnet de coche, no llevé la "L" en casi todo el año. Juzgaba más probable que me multasen por exceso de velocidad llevándola, que que me parasen a pedir la documentación y viesen que era novato. Pero, durante las dos últimas semanas para cumplir el año, la llevé puesta siempre y no pasé de 80. Por miedo a cagarla justo al final, a ahogarme en la orilla. Sirmpre que estoy a punto de lograr algo, me acompaña esa sensación de que todo se puede torcer por la más mínima chorrada. Soy de los que nunca se la jugarían a doble o nada. Siempre me plantaría antes. Y estoy convencido de que esa mentalidad me ha llevado a, con 42 años, conservar íntegros los diez dedos de las manos, habiendo trabajado mayoritariamente en fábricas.

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    3. El complejo de Polícrates. Cuando eres feliz piensas que estás pagando por lo malo que está a punto de llegar.
      La ansiedad es otra cosa: es sentir a un tigre en tu puerta olfateando tu sangre sin que no lo veas ni creas que esté ahí. Pero tu cerebro lo percibe y se pone en alerta. Esa alerta te hace daño.

      Imagina que tienes fobia a las ratas. Las oyes escarbar, corretear. Viene el exterminador y te dice que no hay, no existen. Tú lo crees, tampoco las ves. Pero al irse el exterminador comienzas de nuevo a percibirlas. No las ves, no tienes pruebas. Pero tu cuerpo se pone en alerta. Y brota el terror. Ésa es la ansiedad.

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    4. Muy interesante cómo lo describes. Yo, por definiciones leídas, concluí que nunca he padecido ansiedad. Que lo que, en algunas temporadas, sufro es depresión. Eso creo.

      Espero que esto vaya disminuyendo y te mejores pronto. China ya lleva tres días sin muertes. Se está probando con medicamentos que han sido efectivos contra malaria, ébola y otros virus, a ver si se pueden implementar en menos de lo que se tardará en conocer la efectividad de las nuevas vacunas. En dos o tres semanas veremos descender drásticamente las cifras de infectados y decesos, y podremos volver al trabajo. Ya verás. Están saliendo las consecuencias de las infecciones de hace una o dos semanas, cuando no se había parado nada. Pronto mejorará todo.

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    5. No ha pasado, Cristian. Cómo lo llevas?
      Yo vuelvo a estar inquieta 🙄

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  2. Ánimo.
    Pasará. La vida también es una suma de miedos que nos han acompañado a lo largo del camino.
    Sobreviviremos también a esto.
    Un abrazo

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    1. Ojalá, pero indemnes igual no.
      Un abrazo y gracias por los ánimos!

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