Privilegio y condena
es esta condición de ser tú mismo.
Esta piel, estos huesos
y este gesto, esta voz, esta costumbre
son la alambrada que tu vida encierra,
el muro levantado de una cárcel
que únicamente a este recluso guarda.
Huir de esta prisión es imposible.
Acepta tu condena.
Y haz honor a tan alto privilegio.
Esta piel, estos huesos
y este gesto, esta voz, esta costumbre
son la alambrada que tu vida encierra,
el muro levantado de una cárcel
que únicamente a este recluso guarda.
Huir de esta prisión es imposible.
Acepta tu condena.
Y haz honor a tan alto privilegio.
Enrique Baltanás: Las propiedades del aire. Editorial Pre-textos (2015)
ResponderEliminarMe asombra de los poetas y otros artistas la capacidad de ver y crear maravillas partiendo de tan poco.
Gracias por regalarnos este bello poema y la vez maravillosa reflexión.
Un abrazo.
Los poetas ven y expresan lo que a los demás nos está vedado.
EliminarBicos!
No se puede huir de lo que uno es, y aun cuando a veces es ardua faena ejercer como tal, es sin duda, uno de los mejores privilegios…
ResponderEliminarMuy bellos y reflexivos versos, amiga…
Bsoss enormes, y muy feliz semana.
Cierto, Ginebra. Llegada una edad,uno ya no cambia. Aunque puede adaptarse.
EliminarBesos!
Iba a escribir lo mismo que Ginebra Blonde, no se puede huir de uno mismo. Unos versos muy buenos.
ResponderEliminarBesos.
No se puede, no, es una carrera en la que la meta coincide con la casilla de salida.
EliminarBicos y buena semana!