Es una trampa. Creer que puedes darte la vuelta sólo por la voluntad de darla, sólo porque piensas que es lo adecuado, o lo mejor para ti, o lo que se espera que hagas. Crees ciegamente que podrás dar la vuelta y partir hacia otro horizonte, siempre hay un horizonte al que dirigirse, da igual que sea una sierra inhóspita o un mar en ocaso, tú crees con firmeza que es posible erguirse de la silla y ponerse a caminar. Es lo que te han enseñado, es lo que te venden en películas, en publicidad, en libros de autoayuda. Es lo que quieres creer para al menos pensar que tienes en tu mano las riendas de tu vida, o parte de ella, al menos.
Y entonces sucede. Llega
ese momento en el que sabes que tu cabeza te dice hasta aquí hemos llegado, esto no puede ser. Pero no quieres
levantarte de esa silla, no quieres tomar camino aunque sabes que debes
hacerlo. Y te cuesta horrores, valoras pros y contras aunque ayer habías decidido
que en la balanza no había pros que sopesar, te justificas una y otra vez. Y
aceptas que has caído en la trampa. En la celada del amor.
Uol
Uol
Música: Slave To Love by Bryan Ferry.
Estoy completamente de acuerdo con tu esclarecedor entrada. Una y otra vez acabamos cayendo en la misma trampa... en esa misma que siempre te prometes que no volverás a caer.
ResponderEliminarBesos Carnales.
¿Será que el destino del ser humano es caer?
EliminarBicos terrenales.