Es un rasgo genético en ella o al menos está en su naturaleza. Algo impele a su indolente cuerpo a desparramarse sobre el sofá, el canapé, la chaisse longue o el diván que halle más próximo.
En Roma sería un triclinium, en el medievo estaría tumbada en cama con dosel; en las Indias Occidentales hundida en un chinchorro; odalisca en un sultanato oriental.
Todo su cuerpo clama por la molicie, por la blandura de lanas, cobijas y cojines. Toda su sensualidad aflora reclinada sobre brocados o terciopelos, sedas o algodones pintados a mano. Es su estado natural, esa dulce indolencia, ese perezoso relax corporal, sólo alterado cuando lo ve entrar en el cuarto, cuando lo descubre espiándola en su nugalla, cuando lee en sus ojos que él sabe de su plácida felicidad allí estomballada.
Es entonces cuando ella le susurra con voz ronca, exhibiendo aún más su galbana:
-Ven aquí y hazme algo.
![]() |
Odalisca , by Mariano Fortuny |
Uol
¡Ese susurro me divierte, me encanta, me apasiona, te lo copio!
ResponderEliminarEs difícil resistirse a ese llamado de la odalisca, ¡funciona!
EliminarBesos!
Lo pondremos a prueba!
ResponderEliminarSaludos.
¿Quieres ser "odalisco", Amowhor? Jajaja.
Eliminar¡Y yo que imaginaba que esa frase la dirías a menudo! Pero me temo que la odalisca la pronuncia con un ronroneo.
Saludos!
Me ha parecido que es como sentirse entre algodones y esperar, o llamar, a alguien para que te eleve a las nubes.
ResponderEliminarEs la imperiosa necesidad de tumarse en superficie cómoda (como gata que da vueltas sobre si misma hasta que encuentra acomodo) , sentirse sensual y solicitar mimos.
EliminarUn beso!