martes, 21 de mayo de 2013

Pies



 Se los miraba y le parecieron muy chiquitos en unos pies grandotes y algo anchos. Se fijó en sus pies. Pensó que así serían los de los antiguos primates. Él negó riendo y adió, como quien no quiere la cosa, que los monos hacían verdaderas virguerías con ellos.

En la próxima ocasión que se dio, lo hizo. Se tumbó en sentido contrario a él y le atrapó con las plantas de los pies su polla erguida. Él dio un respingo y abrió los ojos. Pero las pupilas taladradoras de ella lo tranquilizaron. Se dejó hacer. Ella hizo rodar la polla entre el hueco de sus pies enfrentados, como una mona. Estuvo un ratito. Pero él seguía nervioso. Nervioso-bueno. Después dejó esa rotación y atacó con la boca.

Más tarde él le dijo mientras le mordisqueaba la oreja, no sé qué blogs estarás leyendo tú últimamente…

No le aclaró que el blog lo tenía ella en la cabeza.



7 comentarios:

  1. Es una nueva forma de practicar sexo.... (Creo)
    Saludos Uol.

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    1. Pocas cosas hay nuevas bajo el sol. Otra cosa es que uno las viva como nuevas.
      Saludos!

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  2. Mmmmhhhh! El hueco de sus pies enfrentados....
    También el juego contrario, con los dedos de un pie escalando pantorrilla, corva, muslo... y elotro por la otra pierna un poco más atrás... llegando primero uno y enseguida el otro adonde se unen...
    Tenemos muchas partes del cuerpo infrautilizadas.
    Un abrazo

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    1. Pues sí. Habrá que ejercitar la imaginación.
      Besos.

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  3. Los pies, los pies. Puede uno quedarse mirándolos como a animalitos desamparados. Acariciarlos con esmero y... enseñarles el camino.

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    1. La cuestión es que echen a andar, pasito a pasito.
      Gracias por comentar, anónimo.

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    2. Eso, pasito a pasito.

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