lunes, 14 de diciembre de 2015

La estirpe de los tristes




Las calles son testigos de mi sonrisa. Los ojos prestos, susceptibles a la viveza que me rodea y trasmito. Me piensan optimista, enérgica. Me ven ocupada, vital, llevando a cabo planes elaborados, quejándome a veces de las ocupaciones que me impiden cumplir otros acaso más placenteros. Bailo, río. Voy de acá para allá. No parezco de las que se aburren o no tienen nada que decir. 

No saben que cuando llego a casa y me despojo de ropajes y tacones, cuando me refugio en la penumbra, puedo por fin sentarme a escribir y dejar que salgan las palabras del club de los tristes. Palabras desgarradas, sentimientos de zozobra, decepción e incertidumbre. Una a una desgrano mi escritura en el cuarto oscuro, letras turbias, heridas, dolientes, todas pertenecientes a la estirpe de los tristes a la que pertenezco.

Uol

6 comentarios:

  1. La doble vida de los que sangramos palabras de noche para seguir sonriendo de día.

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    1. Cierto. Lo que no sé es si calificarla de doble vida. Ése es un concepto que sugiere fingimiento. Y yo no siento que finja en ninguno de los dos casos. ¿Y si no es más que pura dicotomía, vital para existir o para sentir que algunos necesitamos?

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    2. Para mí también es dicotomía, una dualidad potenciadora. Pero si muestras a la sociedad dos caras (o más), siempre te preguntarán cuál es la "verdadera". Es comprensible, después de todo.

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    3. Si al final son las dos caras de la misma moneda...
      Bicos!

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  2. Para mi, escribir fue, durante muchos años una terapia. Al cabo de un tiempo me di cuenta de que tenía un efecto rebote negativo...
    Bicos.

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    1. ¡Vaya! Para mí siempre es una satisfacción, me vacíe o no.
      Bicos!

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