viernes, 8 de marzo de 2013

Maricón


A poco que uno escarbe en su árbol genealógico se encuentra a un pariente maricón. Puede que no en primera línea, pero si te desvías hacia los laterales o ramas arriba seguro que aparece un primo segundo que aceitea o un tío-abuelo con más pluma que el papagayo verderol. 

By Ralf König


Eso pensé yo cuando los descubrí en la habitación de mi tío,  el hermano más joven de mi madre, que es sólo nueve años mayor que mi hermano el primogénito. Creo que ya os he contado que procedo de una numerosa familia. A mí nadie me esperaba. Hasta los casi cinco meses yo fui una menopausia precoz. No di lata a mi madre, ni náuseas ni vómitos. Lo sospechó mi padre, que se fijó en que las tetas de mi madre estaban más espléndidas que nunca. Eso dice él. Estoy segura de que mi madre lo sabía, claro, pero lo ocul todo lo que pudo, le daba vergüenza preñarse a los 42. Que fuera yo niña, le compensó de todo.  ¿No os lo he dicho? Me preceden tres varones. Mi llegada tampoco los entusiasmó. Cuando veo esa foto en concreto, me doy cuenta. Los tres rodean mi cuna. Yo tengo unos nueve o diez meses, estoy sentada allí dentro y con cara de susto. Mi hermano mayor, ya con horripilante bozo sobre el labio superior, me mira con una mezcla de resignación e inquina, con ese gesto de adolescente rabioso que intuye que en los próximos cinco o seis años tendrá que ocuparse de mí por las tardes en vez de darse el lote con alguna detrás del campanario. El mediano tiene tal cara de pillo que parece que va a hacer carrera como sádico. Su mano derecha se pierde dentro de la cuna. Ahora que he escaneado la foto descubrí al ampliarla algo que ya suponía. Sí, fijaos bien, en la esquina, fijaos como con sus deditos gordezuelos me pellizca la pierna, de ahí mi expresión aterrorizada. Otro que se sentía desplazado. Mi boca no se ve, porque el pequeño intenta arrancarme el chupete. Tiene casi seis años y ha vuelto a querer chupete. Así dicho parece que mis hermanos no me quieren. Nada más erróneo, me adoran. Yo fui su portera de fútbol a la que le tiraban la pelota de plástico a la cara, la vaquera atada al poste y ellos los indios que ululaban a su alrededor, la enferma a la que operaban, con la que practicaban peluquería, a la que hacían aguadillas, etc. etc. Bueno, sobre todo los pequeños. Para el mayor era un incordio, sin más. No, no es una película de José Luis López Vázquez, que ha sucedido ayer, como quien dice. Lo dicho. Pero pronto se hicieron todos mayores y dejaron de hacerme tan amoroso caso. Así que crecí algo salvaje y a mi aire. Pero no penséis que nadie me prestaba atención, al contrario, todo el mundo me echaba un ojo, pero yo estaba debajo de la mesa escuchando conversaciones de mayores, o en el pajar viendo como mi hermano se magreaba con alguna, o mirando los cromos guarretes del mediano. Os estaréis preguntando si todo lo que estoy contando es verdad. No importa mucho, es cierto. Lo que está claro es que si creéis que por todo esto me adentré precozmente en la vida, siento desilusionaros. Todos estaban en realidad pendientes de mí y con un ojo encima, padres, abuelos, un tío-abuelo soltero, tíos, tías, primos, primas… Y cuando me salieron las tetas, mis tres hermanos -que no son unos ogros, ya os he dicho que me adoran-, se convirtieron en mis adalides. Y en cuanto algún mozalbete se ponía garrulo conmigo, allá que se aparecían ellos tres, tres torres como tres castillos, que ya sabéis que procedo de una familia de altos, que mi primo el mayor  al que llaman el enano aún se lamenta de que en su cartilla militar le colocaron 179 cm de altura y no los 180 que él se atribuye, y ya os digo que es el bajito de la familia. 


Pero a lo que iba, que ya sé que si fuera esto un vídeo del youtube ya habríais dado a saltar la intro, pero es que no puedo evitar estos exordios, va en mi naturaleza. En fin, que aquel día descubrí en el cuarto de mi tío el menor aquellos cómics y me quedé colgada mirándolos. Y sí, lo pensé. ¡A ver si mi tío el guaperas y soltero es maricón! Entonces decían maricón, porque marica en el pueblo no se decía, claro, porque por estos pagos Marica es uno de los hipocorísticos de María, y al igual que hay un Bar Manolo, por decir algo, había muchos Bar Marica. Pero, claro, llegaron los de las villas y destrozaron a cantazos cuanto luminoso había con tal patronímico nombre entre insultos y groserías sin igual. ¡Para que digan de la brutalidad de los de pueblo! Y se acabaron los Bar Marica, que lleva a equívoco. Pero ya me he ido de nuevo por los cerros de Úbeda (saludos a los ubetenses si alguno me lee).

Mi tío me pilló tumbada en su cama y con los Ralf König en las manos, los ojos como platos. Llévatelos, si quieres, pero no se los enseñes a tu padre, me advirtió, ya sabes cómo es.

By Ralf König
Mi padre es un santo, a qué negarlo, pero es que aquella casa era un ir y venir de familiares que se instalaban y se desinstalaban como gitanos de romería, y yo creía que estaba un poco harto. Después me enteré que no, que a él aquella casa de sus suegros con familia que iba y venía según sus necesidades, le encantaba. El pobre era hijo único porque su madre se murió de una peritonitis no bien detectada.  Mi abuelo, su padre, se volvió a casar pero no tuvo más hijos, se ve que ella no podía y eso les trajo amarguras a ambos, así que papá estaba feliz con el ruido de cuñados, cuñadas y sobrinos a tutiplé.  Mi tío lo decía porque teniendo tres hijos varones que fueron bastante traviesos, a papá se le complicó lo de demostrar cierta severidad, y al menos ante los parientes lo fingía.


Eran media docena. ¿Son tuyos?, le pregunté intentando averiguar lo que me parecía evidente sin hacerlo directamente. No, son de Lolo, dijo. Los compró en Madrid. Están muy bien.

Lolo era su mejor amigo. ¿También él?
Ah…
− ¿Serás lo bastante mayor para entenderlos?

Bromeaba, claro.

Lo que yo no entendía era por qué en los Ralf König las mujeres heterosexuales estaban tan amargadas y las lesbianas eran tan feas, tan feas.

Lesbiana de Ralf König

− Tío, ¿tú conoces a alguna lesbiana?− le pregunté cuando se los devolví días después.
− Sí, a un par.
− ¿Del pueblo?
− No.
− ¿Y son feas?

Se echó a reír.

− Pues no, aunque Roxy es una bruta, no hay duda.
− En el tebeo son muy feas.
− Pero eso es una representación iconográfica, el dibujante representa un estereotipo. Tampoco sus maricas están bien excepto los bellos. Y además hay un juego de poderes que se establece entre gays y lesbianas. En el fondo se respetan, o eso creo. Pero discuten mucho y en apariencia König refleja que se llevan a matar. Sin embargo, ves que entre ellos hay muchos amigos.

− ¡Pero sí que odia a las mujeres hetero! Las pinta como unas amargadas, aburridas, conservadoras y fastidiosas.

Mi tío soltó una sonora carcajada.
− ¡Es que son la competencia!
− No entiendo.
− Para los gays todos los hombres son gays, sólo que no lo saben –volvió a reír−, y las mujeres heterosexuales les quitan a los mejores ejemplares. Eso dice Lolo.

Mi tío me miró divertido y creo que compasivo.

− No te preocupes, nena, no dejaremos que te conviertas en una mujer amargada y fastidiosa. Lo de aburrida lo tendrás que solucionar tú – y me guiñó un ojo.
− Ni conservadora –añadí levantando orgullosa la nariz.− ¿Y tú por qué no te has casado?− le pregunté.
− Aún no me he aburrido del sexo−respondió burlón.
− ¿Pero uno no se casa precisamente para tener sexo? −me sorprendí.

Él sonrió, misterioso, y me dijo lo que los adultos dicen cuando no quieren meterse en berenjenales:
−Ya lo entenderás algún día.

Tenía razón. Un día lo entendí.

By Ralf König


El caso es que mi tío el guaperas y Lolo iban de acá para allá en un Alfa Romeo de segunda mano y en el pueblo empezaron a murmurar.

− ¿Por qué no te echas novia formal de una vez? –le dijo mi abuela.
− Va siendo hora de que sientes cabeza –dictaminó mi abuelo.
− ¿Por qué no vas en serio con Tina?− mi madre, la celestina.
− Estás dando que hablar –mi tío-abuelo Ramón.
− ¿Y tú por qué no te has casado entonces, Moncho?−le replicaba mi tío.
− ¡Todo el mundo sabe que mi novia se murió de tisis cuando ya estaban publicadas las amonestaciones en la puerta de la iglesia! –el viejo se mosqueaba.
− ¡De eso hace sesenta años!
− ¡Qué sabrás tú! –se zafaba el tío-abuelo Moncho.

Yo no sabía qué pensar. Empecé a fijarme en Lolo. ¿Podía un hombre hetero tener un amigo marica? Se conocían desde niños y eran bastante parecidos. Cuanto más miraba para Lolo, más gay me parecía. Pero no me atreví. No se lo pregunté. Lo cierto es que eran amigos y se apreciaban, se querían, estaba claro. Mi tío siempre lo apoyaba en sus extravagantes proyectos (o a mí me lo parecían, quizás sólo repetía lo que escuchaba a mis abuelos).

Un día descubrí otros cómics y revistas que tenía mi tío. Y en ellos sólo había tetas y chochetes. Total, que no era maricón.

 
Mamen by Mariel y Manel Barceló



Mamen by Mariel y Manel Barceló


Mamen by Mariel y Manel Barceló

Con el tiempo Lolo se fue a Madrid y hace cinco años se casó con su pareja de toda la vida, un antiguo azafato de una aerolínea.




Después de muchas novias de quita y pon, mi tío el guaperas se arrejuntó finalmente con Eva y está hecho un adán. Es padre añoso de un nene que es un torete. Lolo es su padrino. A veces noto a mi tío sobrepasado, pero él me guiña un ojo.

Yo… intento no ser aburrida.





PD: Aprovecho para felicitar a todas las mujeres en nuestro Día Internacional. (¡A ver para cuándo el Día del Varón!  :P )


6 comentarios:

  1. Muy entretenido el articulo, jejeje
    Me gusta tu blog.

    Por cierto yo también escribo en un blog erotico. Si quieres echale y vistazo y de paso cuentame que te parece, que aun soy novato y nunca está demás aprender:

    www.malagasensual.blogspot.com

    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Maricón, lesbiana, transguesor... Cuánto ayuda a un adolescente tener en la familia alguien a quiénpreguntar ciertas cosas que a los "formales" nunca se atrevería.
    Magnífica entrada. Podría ser el boceto del guión de una peli.
    Y grandes, Köning y los Barceló. Hacía tiempo que no veía nada d ellos...y mira tú dónde me los encuentro.

    Un abrazo, y felicidades a todas las mujeres en vuestro día

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra traerte recuerdos.
      Los autores, fantásticos.
      Un abrazo para ti también.

      Eliminar
  3. El texto es entretenido, tienes una forma tan coloquial de llevarlo que aun con 20 páginas de extensión no aburriría.
    Muchas veces jugué con la posibilidad de que me considerasen maricón, pues te digo que tengo ciertos gestos o movimientos (principalmente de las manos) que generan dudas, porque me parece que una cierta dosis de actitud femenina en un hombre, no está nada mal. Además de ser una infalible arma de atracción, pues no hay mujer que se resista a comprobar si lo soy... Luego sabe la verdad ;)
    Un abrazo.
    HD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si me echas un piropo o me das un tirón de orejas, Humberto, jejeje. Reconozco que mis textos tienden a la exuberancia, es mi naturaleza, y eso a pesar de que repudio el "horror vacui" y el barroquismo no es un estilo que me guste precisamentee. Pero en mi descargo he de decirte que también tengo textos brevísimos, se ve que no ha coincidido que los leas jeje.

      Hay mujeres que se empeñan en "redimir" maricas jajaja, se ve que les gusta lo imposible; jugar a ello añade un puntito perverso a tu perfil jajaja. Todos los hombres tienen una parte femenina; todas las mujeres algo masculino.

      Yo era una cría confusa, con muchas preguntas. Desde entonces he conocido a todo tipo de personas. Tengo amigos gays y lesbianas: las estadísticas son abrumadoras por más que muchos se empeñen en negar la evidencia. Aún hoy escuchas a los adolescentes hombres comentarios homófobos, las típicas y antiguas bromas del vestuario y el jabón, como si su integridad corriera peligro, y huyen de los "sospechosos" de ser maricas,los insultan; los adolescentes en realidad no aceptan lo distinto, quieren ser todos iguales, pertenecer a una tribu. No se ha avanzado tanto como se cree.

      Me gustan los hombres que hablan con las manos.
      Un abrazo!!

      Eliminar

Tu opinión me interesa. Es tuya.