jueves, 28 de marzo de 2013

domingo, 24 de marzo de 2013

Sentidos y oportunidad




CONJURO 

Me gustaría saber
a qué sabes.
Olerte en lo oscuro.
Imaginarte con el tacto.
Inventar juntos
un ritual muy antiguo.
Lento, exasperante, minucioso.
Aprender una lengua
sin origen conocido.
Gutural y dulce,
en la que el pudor más profundo
sea la obscenidad más pura.
Y concluir un pacto
donde los nervios cesen,
ningún ojo
horade nuestro refugio
y sólo la cascada nos bendiga
mientras te descubro, 
mientras me olvido
sumergido en tu ritmo.


ROMANCE DE OCASIÓN 

Por supuesto, no era el tiempo más adecuado
para unirnos, hambriento uno del otro,
a través de hoteles efímeros
que aún arden en la memoria.
Pero nunca hay otro tiempo sino éste
cuando el pasado irresoluto queda atrás
y una tenue capa de besos restaña la herida.
Éste, en que entro en ti
y tu cuerpo formula su oscura exigencia.
Hoy, cuando el llanto acongojado
busca en vano un poco de paz
sólo veo mi mano acariciando tu nuca;
la tuya, reposando en mi vientre.
Una ciudad hostil
donde tu rostro arrasado me dice adiós
con una determinación que ignoraba.
Aprenderé, es cierto, una nueva forma de estar solo,
carente de la impetuosa confianza que me dabas
y sin embargo, perdona por decirlo,
escupiré cien veces
sobre lo excesivamente feliz que me hiciste.

(JUAN GUSTAVO COBO BORDA)

Gracias a Foráneo por darme a conocer a un poeta tan extraordinario (y a algunos otros).
Agradecida, te dedico esta entrada. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Tinto con gaseosa


−¡Cómo ha mejorado él!

−Sí, tuvo la suerte de encontrar a una mujer-gaseosa.

−¿Cómo dices?

−Mejora el vino peleón.




sábado, 16 de marzo de 2013

La balsa



   Flotaba sobre una balsa, náufraga de mí misma y de mis emociones. Flotaba en aquella rudimentaria unión de juncos, río abajo, a la deriva.

Flotaba sin esforzarme en remar ni dirigirme a ninguna orilla, amotinada de mí misma, abandonada a mí misma, sin ansias ni fuerzas por llegar a ninguna parte, para aportar en ningún muelle; sin interés por nada que no fuese sentir ese laxo deslizarse sin rumbo conocido.

Sólo me dejaba ir, tumbada en aquella humilde balsa, mirando el cielo. Dejaba que fuera el río el que decidiera mi destino, mi camino, la ribera posible en la que posarme, atracar o encallar.

Flotaba sobre aquella balsa, mirando con melancólica tristeza las caprichosas formas de las nubes, percibiendo el aroma de las humildes flores que salpicaban las orillas, sintiendo la brisa en mi cara y el empuje de los remolinos bajo mi espalda.

Me dejaba ir, con la corriente imparable.

Y el rumor llegó a mí, iba creciendo. El rumor de lo que se aproximaba río abajo, lejos de mi vista aún perdida en el implacable e indiferente cielo. Mi balsita arrastrada por las aguas, inexorable camino a la catarata. Ni me inmuto, dejo que la balsa se deslice suavemente hacia lo venidero.  ¿Precipicio, abismo, vuelo? 

Ya se aproxima el rugido, la espuma, el estruendo… agua y cielo.


Música: Amazon Waltz, by  Patrick O'Hearn