miércoles, 9 de enero de 2013

La casa del padre

        Ella aún es virgen en la casa del padre.
Después de seis meses casados.


En ese tiempo han visitado cuatro fines de semana a los padres de la mujer. Y han dormido juntos en la casa del padre. Pero ella le dice entre risas que sigue virgen allí. Él no se atreve a hacerle el amor en el cuarto que fue en su día infantil y ahora ya remodelado y con cama matrimonial. No es capaz de follar con sus suegros al lado. No, no se trata de un problema de impotencia. De hecho, sus erecciones espontáneas lo han puesto en un aprieto más de una vez:  ella disfruta provocándolo aposta. Pero se niega a hacerlo, teme que los oigan, teme que irrumpan en el cuarto, teme enfrentarse a la cara del suegro por la mañana y que el sonrojo lo delate.
Estamos casados, le dice ella.
¿No te da morbo?, lo fustiga.
Lo hacemos en el suelo para que no cruja la cama.
Nada. 
En la ducha. Que no, que se van a dar cuenta.
¿Y qué?, ¿piensas que no lo saben ya? Para ellos es normal que lo hagamos aquí, estamos casados.
Que no, que aquí no puedo.
O quizás sí puede, pero no quiere.

No sabe por qué exactamente.
O sí lo sabe.

Ella se ríe.
Aún soy virgen en la casa de mis padres.




17 comentarios:

  1. Pero ¿qué le pasará a este hombre?
    ¿Tendrá algo que ver aquella vez que tuvo que ir con su cuñada, la hermana pequeña de su mujer, a recoger unos documentos a la casa de los padres...?
    Lo mismo.
    Besitos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Te refieres a esa vez que tuvo que volver porque se dejaron uno de los papeles, y se lo entregó la madre?

      Recuerdo que tardó en volver porque le estuvo explicando no sé qué de como se hacian las lentejas, a fuego lento.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. ¿Pretendes hacerme creer que nunca has estado dos días sin mojar?
      :P

      Eliminar
  3. Hay gallineros en los que no caben dos gallos...

    Así que lo mejor para ese gallo reconvertido a pollo es que disfrute con su polla en otro lado...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Uy!! Tal como dices eso... ¿es que el gallo viejo tiene dominio sobre la gallinita? uy uy uy, Manolo, Manolo...

      Total, que ninguno me cuenta si os pasó eso en vuestras primeras visitas a la casa de los suegros. Contad... ¿os impuso la situación o no?

      Eliminar
  4. Por cierto, ¡quiero dar la bienvenida a las nuevas incorporaciones!
    Gracias por uniros a este blog, pero no seáis tímidos, comentad, comentad sin miedo.
    :D

    ResponderEliminar
  5. Sí, sí... yo te cuento... a nosotros casi nos pillan en casa de mis suegros... ¡nos petábamos de risa! si no nos sorprendieron fue porque no quisieron porque creo que oirnos nos oyeron seguro...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :)
      Pensando en este tema, a veces me pregunto cómo podían tener las parejas antes una buena relacion sexual cuando vivían todos juntos en pisos diminutos o en casas pequeñas.¡Qué pena no poder andar en bolas por casa! O ponerte a follar sin más en el sofá, yo qué sé...

      Eliminar
  6. Tendrán que apagar la luz y tirar para adelante, que la verguenza es el enemigo del placer.

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si se les acaba pasando... no temas.
      Tambien existen los casos contrarios: a los que le da un plus de morbo. Incluso los que se escondían de solteros en el cuarto de la novia... jejeje
      Un saludo, gracias por pasaos por aquí!

      Eliminar
  7. Divertido y real, lo ha vivido todo hijo de vecino.

    Aunque he de decir que hay situaciones en las que la castidad es aconsejable, como puede ser este.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo hijo de vecino, todo hijo de vecino...

      La castidad nunca es aconsejable, querido Juan, se lleva con resignación, que es otra cosa. Aunque en el citado caso, nada irreparable que no se pueda solucionar al llegar al hogar propio.
      Saludos!!

      Eliminar
  8. Paterfobia, interesante patología no descrita en ningún lado (hasta ahora), pero que todos hemos sufrido alguna vez...

    Y los que dan vertigo no son los ojos de la madre, son los del padre. No me preguntes por qué.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ...Porque el padre sabe las cochinadas que le quieres hacer a su niñita jejejeje
      La madre lo sabe también, pero reza para que lo hagas bien y no seas un zoquete.
      Besos, Macarronazo, un gusto verte por aquí.

      Eliminar
  9. Nos pueden oír, se darán cuenta, se van imaginar que....
    ¿Y? ¿se cae el mundo por eso? Es lo normal en una pareja que está junta en la cama, ¿no?
    ¿No tiene su morbo hacerlo en silencio, como puida tenerlo hacerlo a oscuras o con los ojos vendados?
    Lo que de verdad ocurre es que hay a quién le vale la menor excusa para imponer su voluntad sobre el otro.
    Si no son los padres son los hijos, o los vecinos, o hace frío, o calor, o luueve, o no me he duchado/depiladoo/afeitado/peinado/lavado los dientes...
    Cualquier peregrina circunstancia es suficiente para decir "aquí estoy yo". Si a tí hoy te apetece, yo no es que no quiera, es que "no puedo" por "poderosas" razones, pues lo de decir una y otra vez "a mí no" puede llevar al enfretamiento y el mal rollo, así lo eludo.
    Un abrazo a todos los que han sufrido en sus carnes la castidad del otr@,
    y a los que son vírgenes en tantos sitios... que les den (o no, que les puede gustar), ellos se lo pierden; en el pecado llevan la penitencia (de los dos)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amén!
      Tienes toda la razón: ciertas personas ponen cualquier excusa para evitar la intimidad con su pareja. Pero hay quien es virgen en un sitio contra su voluntad, como la mujer del relato. No digas ... a ella que le den:¡a ella le encantaría que le diese!!!
      A los que provocan esto, lo de que ellos se lo pierden... claro, lo malo es que se lo hacen perder también a la otra persona. Y la vida es corta. ¡Qué egoísmo privar a la persona a la que deberías amar de una parte tan importante de la vida!
      Bss

      Eliminar

Tu opinión me interesa. Es tuya.