sábado, 1 de diciembre de 2012

El escapista



No sé por qué hoy me he pasado toda la tarde pensando en ti.

Y en las cosquillas que sentía cuando te veía, ese mareo, ese tam tam tam tam que se desataba en mi pecho; la sensación de vahído, tanta adrenalina corriendo por mis venas, por mi cuerpo. Y aún así intentar disimular, y hablar como si nada, y sentir, me muero, me muero. Bajada de tensión, lipotimia, mareo. 

Y hoy presiento que si te viese de nuevo, volvería a sentir ese tambor en mi pecho tam tam tam, golpes africanos que me dejan al borde del desmayo, de la aniquilación, del desvanecimiento. Como hace un año. Lo presiento.

Me mostré natural, como siempre intento.  Y tú huiste de nuevo. Escapista sin alma. Muerto.


Te asustaste con mi vehemencia, mis pupilas taladradoras, mi supuesto ingenio. No escuchaste el tam tam de mi pecho, no olfateaste mis nervios, no intuiste la languidez que la proximidad de tu cuerpo provoca en el mío, mi sometimiento. 

Antes, un tiempo antes, buscaste mi cuerpo, que ya lo sabías tuyo, entregado sin condiciones en alegre ofrenda carnal, rotundo, desenvuelto, generoso, imperfecto. Pero no era suficiente, no, deseabas follarte mi mente, que siempre pensaste esquiva, poderosa e inexpugnable. Y tras la conquista de la carne, regresaste un día de imprevisto, inesperadamente, a cobrar el tributo de mi entendimiento. Tantas palabras dijiste, cautivadoras e innecesarias; yo que sólo deseaba entregarte mi cuerpo, yo que sólo ansiaba acariciar el tuyo; yo que ya te sabía lejano, escapista, prestidigitador, fullero tahúr y vendedor de falsas pociones, podridos sueños.

Baldías palabras, superfluas. Sigo sin comprender la razón de ellas, como no sea esto, que aquí me encuentre cavilando en el por qué de su ponzoña oculta, venenosa mierda. Y, sin embargo, no creo que ni eso idearas, te falta maquiavélica inteligencia. Fue, pienso, inconsciencia, narcisismo, vanidad, querías estar a la altura. Lo estabas, mas no te dabas cuenta.

Hoy te he pensado toda la tarde, arrebujada en el sofá bajo la manta. Y he rememorado caricias, el tam tam loco de mi pecho, ese mareo orgásmico que me produjo tu primer beso, un beso que valió un mundo, un mundo de recuerdos. Y me duele el pecho, porque si te viera ahora, de nuevo me entregaría al altar del sacrificio, sin palabras, sin preguntas, como siempre quise: adorar tu cuerpo, mi hermoso escapista moreno, el de la riza melena que rapaste al cero. Y me miras, siempre en mi mente, desde el otro lado de la pista, ya no entre la bruma del tabaco, sino entre la niebla que empaña mis ojos, inundados de recuerdos, de deseo, de anhelos no cubiertos.

Y esta noche iré al encuentro de un recuerdo, de un muchacho que se hizo hombre, al que deseo. Y al que una y otra vez, en mis pensamientos, vuelvo.

Para ti.
Uol


14 comentarios:

  1. Fascinante!!!
    es mejor hacer muchas veces el amor con la mente que con el cuerpo

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    1. No sé yo si tanto je je
      Pero que lo puedes reproducir y recrear una y otra vez... eso sí, clarísimo.
      Un saludo y gracias por comentar desde tan lejos!!

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    2. Fíjate que yo opino otra cosa, siempre es mejor hacer el amor con el cuerpo y la mente a la vez.

      Y puestos a elegir, prefiero vivir experiencias nuevas a recrear hechos acaecidos, aunque no siempre exista la elección.

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    3. Indiscutible.

      Pero yo hablaba de una situación concreta y de una persona concreta.

      De todas formas, en general, los hombres tenéis una tremenda facilidad para borrar y hacer cuenta nueva. ¿Es más sano para la mente? Puede ser. ¿Os perdéis muchas sensaciones y sentimientos que ignoráis y nunca sentiréis? También.

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    4. Mmmmm....¿Te refieres a que para estar en igualdad de condiciones con una fémina debería tomarme un LSD?

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    5. No disimules, Torpe, que todos sabemos que a los ácidos lisérgicos les das cantidubi, no te hagas ahora el inocente. Eres la prueba viviente de sus posteriores efectos.
      ;)

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    1. Porras, Beau, por atolondrada borré sin querer tu comentario!! Maldita pantalla digital y maldito dedito atravesado!!
      Además, precisamente, quería que me aclararas el significado de tus palabras. Venías a decir que hay que tener cuidado de a quien se hace depositario de tus recuerdos, pues puede quedarse con un trozo de tu pasado (o eso entendí yo). ¿Es una advertencia para el que los confía o para el depositario? No me quedó muy claro. ¿Me lo explicas, porfa? Gracias, y perdón de nuevo!! (Es que tengo deditos traviesos y algo torpones, dice aquí el diablillo de mi hombro)
      Un saludo!

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  3. El destino une y separa a las personas, pero no hay ninguna fuerza en el mundo capaz de hacernos olvidar a quienes algún día nos hicieron felices.

    La frase no es mía, pero la suscribo de principio a fin, y creo que es aplicable aquí. ¿Por qué vamos a renunciar a revivir esas emociones que nos han marcado tanto?

    En cuánto a la prosa, es un texto que merece la pena releer varias veces, llegando en cada nuevo repaso a detalles que la intensidad de las emociones hará que hayamos pasado por alto en las primeras lecturas.
    Enhorabuena por transmitirnos con tan bellas palabras sentimientos tan íntimos!!!!
    Un abrazo

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    1. Olvidar es imposible, a veces se adormecen los recuerdos, es todo. Tampoco es que estén presentes todo el tiempo, se retiran a los cuarteles de invierno.
      Ojalá haya podido trasmitir mis emociones con claridad.
      Gracias.

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  4. Yo soy una experta en tratar con escapistas. Algunos se escapan antes de percibir ni siquiera la esencia. He empezado a creer que les asusto, pero algún día daré con un valiente que sepa quedarse y aprovechar.

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    1. Los escapistas siempre se asustan, por eso sueltan las imaginarias ataduras y huyen.
      Te mereces a un valiente, claro que sí.
      Un beso.

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  5. Sé lo que es eso Uol, sólo que un llega un día en que le ves de nuevo y ya no sientes que el corazón te vaya a salir por la boca ni esa punzada en el estómago ni sientes ya nada, sólo que él se gira, te busca, y ya no te encuentra.
    Creo que comprenderás también lo que he estado escribiendo: Si te he visto no me acuerdo.

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    1. Ya. De ésos ya he tenido también ja ja ja. Y te prometo que no me acuerdo de ná.
      Esto es otra cosa: Misión imposible jajaja
      Un beso

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