miércoles, 8 de junio de 2011

La balaustrada

Mi vestido de gasa veraniego vuela suavemente mecido por la brisa marina, apenas una tela floreada, suave y tornasolada atada al cuello, que me deja la espalda al aire. Estoy frente al mar, apoyada en la balaustrada de piedra, aguardando. Tú te acercas silenciosamente, pero siento tu presencia, tus pasos acercándose, tu mirada acechándome; se me erizan los pelos de la nuca. No me giro, sigo mirando al mar, pero mi corazón ha iniciado un baile tribal de tam tam enloquecido. Te aproximas y me susurras al oído unas palabras, sin tocarme, sólo tu aliento en mi oreja, y mis senos, libres y sueltos bajo la tenue tela del vestido, cosquillean provocando que los pezones se marquen duros y ansiosos bajo la finísima gasa. Tu dedo corazón se desliza deliciosamente lento y casi sin rozarme por el hueco de mi espalda buscando una hendidura. Tiemblo y me estorba hasta la breve tela de mis braguitas. Siento tu aliento algo más agitado en la base de mi cuello. Y ansío que te aproximes a mí para sentir el ardor incontenible y pujante de tu sexo hinchado. Y lo haces y apenas puedo contener el primer gemido. Las palmas de tus manos buscan, ahora sí, mis pezones erizados que empujan la seda del vestido hasta su límite. La palma abierta, solo rozando casi imperceptiblemente los pezones duros, provocan una oleada de calor que sube hasta estallar en el fino cutis de mi rostro. Y me sueltas el lazo que sujeta el vaporoso vestido al cuello y la fina tela cae hasta arremolinarse en las caderas, donde queda detenido, como pillado por sorpresa. Entonces me reclino más sobre tu pecho y echo atrás el cuello, y tu lengua se desliza por su superficie, encendiendo un caminito de lava por donde deja su humedad. Ya gimo abiertamente y tu pene lucha por salir de su encierro. Subes a la oreja y la bordeas, como un explorador los confines de su isla.  Tus manos descienden hasta el borde del encaje de mis diminutas braguitas, son tan leves como una segunda piel, y las yemas temblorosas, pero firmes a la vez de tus dedos, buscan el calor y la humedad de mi vulva. Me arqueo incapaz de aguantar ya recta. Me das la vuelta y mis pechos se hinchan por la respiración agitada, meciéndose suavemente, subiendo, buscando tus labios. De un movimiento certero me desembarazas de las bragas, que caen hasta los tobillos temblorosos. Estoy allí, tan anhelante frente a ti, entregada, que casi no soporto la fuerza de tu mirada. Y te arranco la camisa blanca, y veo tus vellos morenos erizados, y ya te beso con fuerza, con los labios llenos, exigentes, deseosos. Con torpeza aflojo la hebilla de tu pantalón y me llega tu aroma de hombre, de macho excitado, y entonces, sí, entonces , por fin, tus fuertes manos bajan hasta mis nalgas y me empujan hacia ti, ya desesperadamente excitados los dos, esas manos que ya conocía, y tu pene hinchado, palpitante, aún tiene tiempo de juguetear entre el hueco de mis muslos, pero yo ya no puedo esperar y me alzas sobre ti, apoyada en parte sobre la balaustrada de piedra, y entras en mí, llenándome de un calor rabioso que me hace gritar y agitarme, queriendo cabalgar sobre ti, sin que me estorbe el vestido arremolinado en la cintura. Y echo la cabeza con el pelo suelto hacia atrás y gimo, gimo, mientras tus manos marcan a fuego mis nalgas y tu polla estalla allá dentro. La luna está en lo alto, reflejando su brillo en la superficie dura del mar. Y yo ardo por dentro cuando, al final, vuelvo a besarte en la boca.

Dedicado a Wolf, el causante de este primer acto del Programa de Mano, con todo mi respeto y admiración.

Uol Free

12 comentarios:

  1. Merece un premio doble.

    Por malabarista y por eficiente.

    ¿Que premio?
    Que tal otro polvo en condiciones mas normales, pero ni un milimetro menos excitantes.

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    1. Me encanta ese título: Malabarista y eficiente.
      También es dignísimo el premio que sugieres. Me recuerda a tu programa de las 6, las 8, las 11, la 1. Pero dime, si ella quería polvo a todas horas y él sólo a la una. Y a la una había sexo y no polvo. ¿Con quine echaba ella los canivetes?

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  2. El horario tienen que pactarlo, pero ella hace trampas ya que su plan es irrechazable.

    Supongo que el da para los primeros 11 polvos, luego se le acaba el material.
    Pero para mantenerla satisfecha puede seguir el sexo (existen los deditos habiles y la boquita super eficiente).

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    1. ¡Tú sí que sabes!
      Malabarista, eficiente y aplicado!

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    2. Mas que saber, es afición.

      Esos temas los emprendo con todo mi entusiasmo.

      Y el sexo oral es una de mis actividades preferidas. Hacerlo por delante de que me lo hagan.
      ...y que me lo hagan me encanta.

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    3. Veo que aumenta esta afición entre los varones. ¡Así da gusto!

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    4. No se los otros varones, pero a mi me entusiasma.

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    5. Alguno que se pasa por aquí dice lo mismo, por eso lo digo.

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    6. Tendrás que comprobarlo personalmente para asegurarte que no somos unos bocas.

      jejejejeje

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    7. ¡Uy lo que ha dicho!!! ja ja ja
      Debería, debería, que hay mucho fantasma suelto, pero no mis lectores, desde luego, faltaría plus. :P

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